Capitol, faro para un centenario
El luminoso de la marca de refrescos Schweppes es de los pocos de la ciudad «amnistiados» por la normativa | JORDI ROMEU
Domingo , 24-01-10
Desde casi 50 metros de altura, José María -Santiago Segura-, el padre Berriartúa y el doctor Cavan cuelgan en equilibrio inestable del letrero de Schweppes que corona el edificio Capitol. Una escena de la película «El día de la bestia» -que dirigió Alex de la Iglesia en 1995- que ha hecho historia en el cine español, y que utiliza dos de los iconos de la ciudad: el propio inmueble, ahora un moderno hotel, y el luminoso amarillo.
Decir Gran Vía es decir edificio Capitol. Aunque en su origen se le conoció como Carrión, en honor a su promotor, Enrique Carrión, marqués de Melín. Éste organizó un concurso por encargo a arquitectos como Gutiérrez Soto, Cárdenas y Muguruza para diseñar este edificio, pero acabó encargándoselo directamente a Luis Martínez-Feduchi Ruiz y Vicente Eced Eced, que realizaron el proyecto en 1931, inspirándose en los rascacielos de Nueva York y en el expresionismo alemán.
De hecho, esta mole de mármol y granito, de 14 plantas y 54 metros de altura, tiene referencias en las que mirarse, como el edificio Flatiron de Nueva York (de 1902), y los aún más antiguos Flatiron de Atlanta (1897) y Gooderham de Toronto (1892), «primos» todos ellos.
Primer aire acondicionado
Parece un barco varado, en la esquina de Gran Vía con Jacometrezo, justo donde la avenida vira y cambia de dirección. Su construcción duró dos años, y en su día fue un ejemplo de modernidad: fue el primer inmueble que utilizó telas ignífugas, vigas de hormigón tipo Vierendell -lo último en tecnología del momento-, y una instalación de aire acondicionado en una sala de máquinas que ocupaba tanto como la superficie del cine de la planta baja.
Porque en el Capitol, premiado por el Ayuntamiento madrileño en 1933 y medalla de segunda clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1934, había un cine. Y apartamentos, y oficinas, y cafetería, y salón de té, y sala de fiestas ... y hasta una fábrica de agua de seltz. Y unos muebles, diseño también de Feduchi, de los que desgraciadamente ahora ya no queda ni rastro.
Del original, únicamente se ha conservado -tras la completa rehabilitación del inmueble, llevada a cabo en 2002 por el arquitecto Rafael de la Hoz- la carpintería de acero inoxidable, el tiro de la escalera y el patio elevado en la cuarta planta.
Luminoso amnistiado
El luminoso de Schweppes llegó en 1969. Antes, y simultáneamente, ha habido otros en la fachada del edificio Capitol: el de la Paramounth, el de los cigarrillos Camel... pero el único con la solera suficiente como para resistir incluso los envites de la nueva normativa municipal sobre publicidad exterior, y ser «amnistiado» por el Ayuntamiento madrileño, ha sido éste, junto con algún otro como el anuncio de Tío Pepe en la Puerta del Sol. Son especies en peligro de extinción, salvados por su arraigo y por formar ya parte del paisaje.
El letrero de Schweppes sobre el edificio Capitol luce en la página principal de la web de esta marca de bebidas. Y es el mismo logotipo con el que salió al mercado, hace ahora 227 años, cuando su creador, Jacob Schweppes, inventó el primer refresco con gas, en 1783.
De película
Dicen los anecdotarios que en la famosa escena de la película «El día de la bestia», se utilizó una réplica exacta del luminoso para rodar los planos en que los tres protagonistas se «cuelgan» del rótulo. Lo cierto es que el original sigue allí, formando parte de las postales de la Gran Vía madrileña.
Este inmueble se levantó en la llamada «segunda fase» de las obras de la Gran Vía, conocida en el proyecto original como «el bulevar», entre la Red de San Luis y la plaza de Callao. Se realizó entre 1917 y 1922, aunque la entrega definitiva de obras no tuvo lugar hasta agosto de 1927. Y fue llamada en principio avenida de Pi y Margall, en recuerdo al que fuera presidente de la Primera República Española.
La casa más cara
Para construir este tramo, hubo que demoler 125 fincas y cuatro calles y transformar otras 13. Desapareció todo el tramo de la calle Jacometrezo desde la plaza de Callao hasta la Red de San Luis, y su trazado sirvió de guía.
Por cierto, que en el número dos de esta calle de Jacometrezo estaba la casa por la que se pagó el precio más alto en las expropiaciones de la Gran Vía: 770.439 pesetas.
Aunque la idea original era instalar allí un bulevar arbolado, se dieron cuenta en 1921 de que eso dificultaría el tráfico rodado, así que la Gran Vía se quedó sin bulevar y sin árboles.
Jardín tropical
Hoy, el edificio Capitol es un hotel de la cadena Vincci. Mantiene su presencia contundente en la Gran Vía, donde en cierto modo actúa como faro que canaliza la afluencia. Bajo él, una remozada plaza del Callao ha perdido mobiliario y ha ganado en pavimentos de granito y en espacio peatonal. A su frente, el Palacio de la Prensa se ha convertido en sede del PSOE madrileño. Y a sus pies, los más osados arquitectos sueñan con un jardín tropical.

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