Domingo , 24-01-10
«Si Wall Street quiere guerra, la tendrá», amenaza Barack Obama. ¿Pero y si ya la tiene? David Slaine, un operador corrupto y pillado por el FBI, pactó con el gobierno una reconsideración a la baja de los cargos contra él a cambio de traicionar a sus colegas, a los que espió durante más de un año con grabadoras ocultas pegadas a la piel. De película de Oliver Stone para el común de los mortales. De película de terror para los delincuentes del parquet.
La historia de David Slaine es legalmente fea y humanamente truculenta. The Wall Street Journal, que destapó el caso a pesar de que Slaine lo niega -aseguran tener documentos judiciales que prueban que miente- no esconde su desprecio por quien eligió colaborar con la ley pero hundir a sus amigos.
Slaine, de 50 años, estaba bien relacionado en Wall Street. Antiguo jefe de operaciones con el Nasdaq en Morgan Stanley, ha operado también con Jefferies Group, con Galleon Group y con Oracle Partners, además de gestionar un fondo de inversión creado por él mismo.
El agujero negro estaba en Galleon Group, un fondo de inversión con sede en Nueva York que descarriló hace unos meses, en medio de un sonado escándalo que acabó con el propio fundador del fondo procesado por compra de información privilegiada.
Con las manos en la masa
Siempre según The Wall Street Journal, en 2007 el FBI habría pillado a David Slaine con las manos en la masa. Este se habría ofrecido rápidamente a colaborar y a delatar a otros, empezando por sus amigos como Craig C. Drimal, operador de Galleon que es ahora uno de los siete imputados por el caso. Slaine se habría reunido en múltiples ocasiones con Drimal y con otros llevando grabadoras ocultas que luego entregaba al FBI.
El periódico de cabecera de Wall Street describe al topo como un ser muy desagradable e incluso peligroso. Enormemente aficionado a la actividad física con ribetes violentos, conoció a su amigo Drimal cuando este trabajaba como gorila en un club nocturno de Manhattan.
Fue Slaine quien «colocó» a Drimal en Galleon, donde también se hizo íntimo del número 2 de la compañía, Gary Rosenbach, hasta que tuvieron una discusión en el gimnasio. Slaine le dio un puñetazo en la espalda a Rosenbach y ahí se acabó la amistad. No era la primera vez que atacaba a alguien por sorpresa.
El caso Galleon continúa abierto. Hay un total de 14 procesados por varios delitos y 7 más que están «cooperando», como Slaine. Se sigue investigando y la investigación afecta tanto a operadores bursátiles de Nueva York como a ejecutivos de Silicon Valley, en California.

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