EE.UU. lanzará un «Plan Marshall» para instalar escáneres en aeropuertos
Con la llegada del nuevo año llega también una oleada de nuevas y estrictas normas de seguridad en los aeropuertos del mundo, empezando por Estados Unidos. En lo sucesivo habrá que presentarse a los vuelos con tres horas de antelación para pasar todos los controles, que serán por lo menos dos. Las novedades incluyen más vigilancia con perros, cacheos mucho más minuciosos y la universalización del escáner corporal.
De todos los fallos de seguridad que han rodeado el atentado de Detroit, uno de los más criticados es el hecho de que Omar Faruk Abdulmutalab pudo salir de Amsterdam con dirección a EE.UU. sin pasar por uno de los 15 escáneres corporales de que disponía el aeropuerto de Schiphol. La explicación que se ha dado es que precisamente los viajeros a EE.UU. estaban exentos de este control por las protestas en este país de organismos defensores de los derechos civiles.
Polémica del cuerpo desnudo
La seguridad, lo primero
Existen básicamente dos tipos de escáneres de todo el cuerpo, los que utilizan rayos X y los que utilizan unas microondas menos potentes que los rayos X, pero capaces de dibujar un retrato bastante completo y sugestivo del cuerpo desnudo del pasajero escaneado.
Hasta ahora se consideraba que este tipo de control era muy agresivo y no se le imponía a nadie. Sólo se usaba a discreción del pasajero para ahorrarse otros controles -por ejemplo, ser cacheado a mano- o cuando anteriores controles habían levantado sospechas. En el caso de Abdulmutalab era difícil que ningún otro tipo de control detectara que llevaba pentrita en la entrepierna.
Las partes pudendas del cuerpo son las que con menos convicción se cachean. Son pocos los agentes de este trabajo que quieren exponerse a situaciones desagradables. En lo sucesivo Estados Unidos sopesa elaborar reglas bastante estrictas que definan cómo y cuándo un policía puede meter la mano entre los senos o las ingles.
No hay manera de conciliar una seguridad al cien por cien con una privacidad al cien por cien. Hoy soplan vientos favorables a priorizar la primera y sacrificar la segunda. EE.UU. ha ordenado la compra inmediata de 150 escáneres corporales más para diseminarlos en sus aeropuertos y también ha desatado una auténtica campaña para que se imponga su uso en todos los grandes aeropuertos internacionales.
En el de Amsterdam a partir de ahora no podrá eludir el escáner corporal ningún pasajero que vuele a EE.UU. Se intenta hacer valer la misma norma para toda la UE, aunque varios países se resisten. El Gobierno británico ya ha anunciado que podría instalar los polémicos escáneres corporales. Alemania también está inmersa en el debate sobre la idoneidad o no del uso de los escáneres corporales, aunque ya se han iniciado pruebas para su implantación.
La UE no ha autorizado por el momento la instalación de esos aparatos de manera generalizada en los aeropuertos por la oposición manifiesta de la Eurocámara, en octubre de 2008, a su implantación.
EE.UU. donó cuatro escáneres corporales a Nigeria en 2008 pero resulta que Abdulmutalab no pasó ninguno. Hasta ahora sólo se usaban ocasionalmente y para perseguir a narcotraficantes de drogas. Previsiblemente en el futuro habrá un «Plan Marshall» de donaciones de escáneres corporales a muchos aeropuertos conflictivos del planeta. Pero la pregunta es, ¿hasta qué punto podrán los EE.UU. imponer qué se hace fuera de sus fronteras? No sólo hay un problema de soberanía, hay quien cree que las máquinas no lo son todo.
Australia y Canadá
Prefieren más cacheos
Por ejemplo en el aeropuerto de Brisbane, en Australia, los pasajeros tienden a pasar menos controles mecánicos y más humanos. En Canadá, durante las primeras 24 horas posteriores al atentado fallido de Detroit se prohibió todo equipaje de mano en los vuelos a EE.UU. Sólo se podía subir a bordo trece ítems muy concretos, tales como carteras pequeñas, abrigos, ordenadores portátiles, cámaras de fotos, instrumentos o reproductores musicales, bolsas de pañales, medicamentos esenciales, muletas, bastones necesarios para andar o caminadores. Todo lo demás tenía que ser facturado.
¿Cámaras en los baños?
Prohibir levantarse
Las autoridades canadienses estudian convertir la medida en permanente y en cambio se muestran remisos a universalizar el escáner corporal. Todo apunta a que podríamos encaminarnos a un doble rasero de seguridad aeroportuario: uno para salir o entrar de EE.UU. y el otro para el resto del mundo.
EE.UU. se muestra deliberadamente vago sobre el alcance de sus nuevas medidas de seguridad, pero lo que ya se conoce de ellas ha empezado a encender alarmas. A la conocida restricción de la capacidad de llevar más de 100 mililitros de líquidos en cabina se suma la de no poder llevar más de un bulto de mano, no poder formar corrillo cerca de los baños y no poder levantarse ni para usarlos en caso de emergencia durante la última hora de vuelo. Se habla incluso de poner cámaras que monitoricen los baños.
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