El régimen iraní lanza a sus seguidores a la calle al grito de «¡Muerte a Musavi!»
El régimen apunta y sus fuerzas del orden ejecutan. «Decenas de miles» de seguidores de Mahmoud Ahmadineyad, según las agencias oficiales, se echaron ayer a las calles de todo el país para mostrar su apoyo a las instituciones y su rechazo a las protestas de ... los grupos opositores. El Gobierno no quería contratiempos y por ello decretó jornada festiva en ministerios y escuelas, fletó autobuses desde las zonas rurales a los centros urbanos, ofreció bocadillos gratis, abrió las barreras del metro en la capital y puso toda su maquinaria mediática al servicio de unas marchas que se desarrollaron principalmente en Teherán, Shiraz, Arak y Qom.
Un intento de respuesta organizada frente al «movimiento verde» en la que los gritos de «¡muerte al dictador!», en referencia a Ahmadineyad, se convirtieron en «¡muerte a Musavi!», en alusión al líder opositor Mir Husein Musavi, derrotado en las urnas el pasado 12 de junio. Tampoco faltó el respaldo al cuestionado Alí Jamenei, entre unos fieles que mostraron carteles que rezaban «sacrificaremos nuestra sangre por el Líder Supremo».
Para completar la contraofensiva, la agencia oficial de noticias afirmó ayer que Musavi habría dejado Teherán en dirección al norte. Las web reformistas desmintieron esos rumores.
Irán vive dividido desde la reelección del dirigente ultraconservador en las pasadas elecciones y esa división se ha plasmado en las calles del país durante seis meses con graves incidentes y choques entre las fuerzas de seguridad y el conocido «movimiento verde». Los últimos incidentes tuvieron lugar el pasado domingo durante la festividad de la Ashura, principal fiesta religiosa del calendario chií, con la muerte de ocho manifestantes, entre ellos un sobrino de Musavi. «Un asesinato», según la Policía que asegura que no fue perpetrado por las fuerzas de seguridad tal y como defienden los familiares.
Estos ocho muertos, 37 según las páginas webs no oficiales, y los quinientos detenidos, entre ellos importantes figuras de la oposición, parecen no ser suficiente dureza para unas autoridades islámicas que insistieron en que «no habrá clemencia» con lo que ellos denominan «alborotadores al servicio de Occidente», insistió el responsable de la Policía, General Ahmadi Moghadan.
Doble rasero
En un nuevo intento de acorralar a los reformistas, el ala dura del régimen trata de criminalizarles doblemente por el «sacrilegio» que supuso usar la Ashura para manifestarse y por obedecer las órdenes de Estados Unidos, Reino Unido e Israel. Las autoridades parecen olvidar, sin embargo, que la propia revolución islámica que creó el actual sistema empleó cada festividad del calendario iraní, incluida la Ashura, para movilizarse contra el Shá y que muchos de los que hoy están siendo purgados fueron piezas claves en el derrocamiento de la monarquía.
Las calles gritaron «¡muerte a Musavi!» y se escucharon gritos a favor de la ejecución del resto de líderes del reformismo, como el ex presidente Mohamed Jatami o el clérigo Mehdi Kerrubi, presidente del Parlamento en dos ocasiones.
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