Los curas nacionalistas de Guipúzcoa se sublevan contra Munilla, su nuevo obispo
La Iglesia guipuzcoana, forjada durante más de 30 años bajo la sotana nacionalista de José María Setién y Juan María Uriarte, se rebela contra la designación del nuevo obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, al considerar, antes de que tome posesión, que «en modo ... alguno es la persona idónea para desempeñar el cargo». El PNV dio el pistoletazo de salida y ahora los curas afines al régimen nacionalista recogen el testigo para proseguir la campaña de descrédito contra Munilla.
El manifiesto en el que proscriben al primer prelado donostiarra no nacionalista desde la restauración de la democracia está respaldado, según sus promotores, por el 77 por ciento de los párrocos de Guipúzcoa. En total, la suscriben 131 religiosos de la Diócesis, entre ellos, 85 de los 110 párrocos que ejercen en Guipúzcoa y 11 de los 14 arciprestes. Todos ellos, que nunca censuraron, ni siquiera tímidamente, la inclinación obsesiva de Setién y Uriarte a ser abanderados del nacionalismo vasco, coinciden ahora en su «disconformidad y desaprobación» con la «intencionalidad» y el «procedimiento» seguido en la designación de Munilla. Designación que, dicen, han recibido con «dolor y profunda inquietud». Un «dolor» que no han mostrado con tanto aparato mediático cada vez que ETA ha segado la vida de un inocente.
Juzgado y condenado
Todos ellos, que nunca alcanzaron esta unanimidad para exigir a la banda su desaparición o para mostrar cristiano apoyo a las víctimas, se ponen de acuerdo ahora para juzgar y condenar a Munilla, 25 días antes de tomar posesión de su cargo, como «persona incapacitada para conducir a la Iglesia guipuzcoana». «En modo alguno -sentencian- es la persona idónea para desempeñar el cargo de obispo». Los curas nacionalistas consideran que la designación del nuevo prelado ha sido percibida como una «clara desautorización de la vida eclesial» de la Diócesis guipuzcoana, que, durante más de tres décadas, ha estado en manos, primero, de José María Setién y, después, de Juan María Uriarte, Advierten además que la llegada del nuevo obispo ha sido entendida también como una iniciativa destinada a variar el rumbo de sus antecesores.
En el manifiesto, sus promotores aseguran que conocen la trayectoria pastoral de Munilla como presbítero y que ésta estuvo «profundamente marcada por la desafección y la falta de comunión con las líneas diocesanas» y por ello, insisten, no es la persona adecuada para dirigir esta Diócesis.
Así pues, tampoco extraña que este grupo de curas nacionalistas, que ven la autodeterminación del pueblo vasco como un derecho divino, y la negociación política -de igual a igual- con ETA como un gesto de cristiana justicia, manifiesten su «apoyo y adhesión a la línea pastoral y estilo eclesial que se han ido forjando en nuestra Diócesis en fidelidad al espíritu del Concilio Vaticano II con el aliento y dirección pastoral de nuestros obispos», en alusión a predecesores nacionalistas de Munilla.
Dicho esto, los discípulos de Setién y Uriarte amagan con rebelarse contra el nuevo prelado, al advertir que «desde la fidelidad al Evangelio de Jesucristo» y por el «servicio» a su pueblo, mantendrán la «voluntad y compromiso de continuar caminando en coherencia con las opciones pastorales» mantenidas durante «todos estos años».
Los curas nacionalistas creen que en su ofensiva contra Munilla «no nos va a faltar el aliento del Espíritu Santo ni la colaboración de tantos y tantos creyentes que en estos momentos de incertidumbre seguirán aportando lo mejor de su experiencia cristiana».
Por su parte, fuentes del entorno del nuevo obispo indicaron a ABC que, tras la toma de posesión de su cargo, en una ceremonia que se celebrará el próximo 9 de enero en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián, José Ignacio Munilla dialogará con las personas que considere oportunas para sondear personalmente el grado de acogida y las necesidades más acuciantes de su Diócesis.
Necesitará suerte, paciencia y acierto en una Diócesis en la que aún abundan los púlpitos desde los que curas nacionalistas lanzan rogativas a favor del acercamiento, cuando no excarcelación de los presos de ETA, y oran por la resolución del conflicto a través de una negociación.
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