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El jamón fracasa en China

Mientras el jamón no encuentra su hueco en el mercado chino, se disparan las exportaciones de despojos del cerdo que en España se tiran, pero son muy apreciados en la cocina oriental. Las ventas de jamón a China sólo sumaron 14.430 euros hasta agosto, pero los despojos y tripas rebasaron los 18 millones

“Como los chinos se pongan a comer jamón, nos van a dejar sin pata negra y los precios se van a disparar aún más”, se pensaba en España cuando, en noviembre de 2007, se firmó el protocolo que daba luz verde a las exportaciones nacionales de derivados porcinos al gigante asiático. En julio del año pasado, los inspectores sanitarios chinos visitaban las empresas cárnicas españolas y, tras aplicar unos controles muy rigurosos que ni siquiera se cumplen en su propio país, autorizaban poco después a ocho de ellas. Este verano, otras tres firmas recibieron el visto bueno de la Certificación y Acreditación Nacional de China (CNCA, en sus siglas en inglés) y acaban de ser finalmente aprobadas mediante la aparición de su nombre en la página “web” de la Administración Supervisora de la Calidad, Inspección y Cuarentena (AQSIQ).

Sin embargo, las exportaciones de jamón a China, sin duda el mercado más populoso y con mayor crecimiento del mundo, están bien lejos del lucrativo negocio que auguraba el sector porcino. Según los últimos datos de la Oficina Económica y Comercial de España en Pekín, las ventas de jamón al coloso oriental sólo ascendieron a 14.430 euros hasta el pasado mes de agosto. Dicha cantidad no podía ser más testimonial porque, de momento, sólo tres empresas, Torreón, Jamón de Salamanca y Montesano, están comercializando sus productos en este país, con frecuencia a través de pequeñas redes que no les aseguran una amplia distribución.

Trabas administrativas

Otras fuentes del sector se muestran más críticas al denunciar que el Gobierno chino está utilizando este asunto comercial como baza para sus negociaciones diplomáticas. Buena prueba de ello son los tres nuevos y ambiguos requisitos que, en teoría para protegerse de la gripe A (H1N1), iban a entrar en vigor el pasado 17 de noviembre. Tales normas exigían que los países exportadores de derivados porcinos a China debían acreditar que los animales estaban sanos antes del sacrificio, desinfectar los contenedores y garantizar mediante análisis de laboratorios que la carne no ha resultado infectada por el virus.

Debido a la presión conjunta de la Unión Europea, el Gobierno chino ha retirado finalmente las dos últimas exigencias, manteniendo sólo la primera. “El problema era que había pocos laboratorios que hicieran tales pruebas porque está científicamente probado que la enfermedad no se propaga a través de la carne, así que se trataba de una nueva traba administrativa que ha ralentizado aún más los envíos a China”, se queja un empresario del sector porcino.

Junto a dichos despojos, este año se han disparado también las exportaciones de tripas, vejigas y estómagos de cerdo para elaborar embutidos, que sumaron 17,8 millones de euros hasta agosto.

Frente a las dificultades que está encontrando el jamón para abrirse un hueco en el mercado chino por la falta de canales adecuados de distribución y las trabas administrativas, la casquería se ha revelado como el auténtico negocio del siglo para algunas empresas cárnicas. No en vano, en China les quitan de las manos los despojos que antes tenían que tirar.

Tan singular característica no es sólo aplicable al cerdo, sino también a las gallinas, cuyas patas son consideradas un manjar por los comensales chinos. Aunque, de momento, España no puede exportar productos avícolas a este país, el consejero comercial de la Oficina Económica en Pekín, Alberto Alonso, considera que “se trata de un sector con importantes posibilidades de negocio para el futuro”. Y cita como ejemplo a Estados Unidos, que ya vende a China 514 millones de euros en patas de gallina, la mitad de sus exportaciones anuales de derivados del pollo.

Por extraño que parezca, a muchos chinos no les gusta el jamón porque les parece que está crudo y, sin embargo, se pirran por los menudillos y las patas de gallina. A falta de jamón ibérico, buenos son los despojos... Al menos para hacer negocio.

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