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El «salvoconducto» era sólo un permiso de Interior para salir de España

Rabat desmiente a Exteriores y asegura que comunicó a España con tiempo que no había autorización para el vuelo de la saharaui

La vía política y la diplomática están agotadas. O esa es al menos la sensación que ha cundido entre quienes apoyan en el aeropuerto de Lanzarote la causa de Aminetu Haidar después del esperpento del viernes. «¿Cómo ha podido hacer el Gobierno un ridículo tan espantoso?», se preguntaba ayer a unos metros de Haidar el abogado Javier Galparsoro, presidente de CEAR en el País Vasco. En su poder tenía el famoso salvoconducto o autorización de viaje del Gobierno español esgrimido el viernes casi como un trofeo. Se trata de una resolución firmada por el director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, ese mismo día en la que se autoriza excepcionalmente la salida de la activista, pese a no tener pasaporte (se lo quitó la Policía marroquí). «Resuelvo conceder a Aminetu Haidar, ciudadana marroquí con residencia legal en España, autorización excepcional para salir del territorio español», se recoge en el documento al que tuvo acceso ABC, pero eso no significa de ninguna manera que Marruecos la aceptara. Más bien parece obedecer a una «oficialización» de la salida de Haidar, ya que hubo una imposición de entrada.

La resolución no se dictó por iniciativa española sino que fue solicitada el día anterior por la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, como aparece en el documento.

Quizá fue, con todo, el único papel oficial que manejó el equipo del Ministerio de Exteriores, con el jefe de Gabinete Agustín Santos al frente. Santos afirmó ayer que «no necesitaban autorización diplomática» -de hecho no la obtuvieron- para hacer el traslado, que se había informado a las autoridades marroquíes «por nota» y se habían solicitado «por vía técnica todos los permisos para volar».

Y así parece que ocurrió a tenor de los mail cruzados, en clave aeronáutica, en los que se cita el plan de vuelo y los seis pasajeros autorizados para embarcar -a la abogada de Aminetu no se le permitió-. Los mensajes tienen poca apariencia de oficiales y ninguna de autorización diplomática. «Nadie ha visto un permiso de entrada a Marruecos y esa es la clave, la garantía. Todo suena a pura fantasía», señala el abogado.

Calparsoro está indignado con el reiterado ofrecimiento de España a Haidar, tras el fracaso del viernes. «Es impensable que Aminetu acepte la condición de refugiada. Esa protección frente al país que te persigue le impediría volver jamás a Marruecos, que es lo único que ella desea; la estaría condenando a un exilio de por vida». Aminetu asegura una y otra vez que ella dejó en blanco el formulario para entrar en El Aaiún, no escribió que es saharaui aunque todo el mundo lo sabe. Su pasaporte, además, caducaba en mayo de 2010.

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