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«Estamos indefensos, y ahí el apoyo debería ser total»

Hay vida más allá de las subvenciones en el cine español. Y, como muestra, un botón. José Luis Alemán ha podido hacer realidad un proyecto en el que llevaba más de cuatro años trabajando: «La herencia Valdemar», una película basada en la obra de Howard Philips Lovecraft, que se estrenará en enero, y que cuenta en el reparto con Daniele Liotti, Óscar Jaenada, Laia Marull, Silvia Abascal, Rodolfo Sancho, Ana Risueño, Norma Ruiz, Paul Naschy y Eusebio Poncela. El proyecto en realidad incluye dos largometrajes (el segundo se estrenará en octubre de 2010); una superproducción de 13 millones producida por La Cruzada Entertainment y financiación privada, pero sin subvención pública.

«Nos hemos tirado a la piscina sin bañador y sin flotador -ríe José Luis Alemán, que, tras varias experiencias en el mundo del cortometraje y del documental, firma ahora su primer largo-. Es un riesgo que hemos corrido y esperamos que los que vengan detrás nuestro aprendan de nuestros errores. Afortunadamente, hemos contado con el apoyo de Universal para la distribución de la película, que saldrá con 250 copias».

No es que Alemán sea contrario a las subvenciones -«el cine tiene que estar, si no subvencionado en la producción, sí ayudado de alguna manera», dice. Encontrar a los inversores, asegura, no fue lo más difícil: «Presentamos el proyecto a un grupo financiero y hace dos años creamos nuestra productora, La Cruzada Entertainment. La financiación ha sido lo más fácil; rodamos en 2008, antes de la crisis; si hubiéramos tenido que hacerlo este año probablemente no hubiéramos podido hacerlo. Pero lo complicado ha llegado después, cuando hemos querido darnos a conocer y hemos buscado la complicidad de las TV privadas. En películas a partir de los 8 millones de euros sólo les interesan los proyectos propios. Y hay un rechazo absoluto al resto de las películas españolas. No es posible utilizar la fórmula que se emplea con el cine estadounidense; un filme funciona, la cadena compra los derechos y la emite cuando quiere. Salvo excepciones, se rechaza cualquier película si es española».

Cree el director que a España le falta consolidar una industria y que el cine es un negocio muy frágil: «Una vez producida la película, tenemos entre dos o cuatro semanas para venderla, y los cines se quedan un 50 por ciento. Te apoyan la primera semana, pero después te las tienes que componer tú mismo. La vida de una película es tan corta... No existe un solo comercio que funcione así. Es tan triste ver la poca defensa que tiene el cine, que además es el único arte que puede robarse de una forma tan impune. Estamos indefensos, y ahí el apoyo debería de ser total».

«Es imprescindible lograr nuevos sistemas que animen a los inversores privados: red de seguros, medidas fiscales... En Inglaterra la devolución fiscal es del 60 por ciento. Que los inversores privados vean en él un buen negocio», concluye.

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