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ABC Cultural

Iracundas malas calles

Iracundas malas calles

Aparte de los buenos pastos, la simpatía cervecera y U2, algo más une a España e Irlanda (o las Islas Británicas en general): el temblor de canillas cuando acometen sus respectivos «conflictos» en la gran pantalla. Y para evitar mojarse, que nunca está el horno ... para bollos, nada mejor que explorar la dual figura del infiltrado, ese perrillo faldero del hortelano que ni come ni deja, ni dispara en la nuca ni se chiva con la boca grande. Recuérdese lo bien que le fue a Eduardo Noriega en «El lobo», aunque en realidad este filme hunde sus raíces en «El delator», de John Ford, que tampoco es mal listón al que arrimarse.

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