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La Reina viaja al Imperio Romano

POR RAÚL GONZÁLEZ

PALENCIA. Las crónicas locales del futuro darán cuenta de que el 4 de noviembre de 2009 la que era Reina de España recorrió expectante e interesada la antigua Villa Romana de la Olmeda, en la localidad de Pedrosa de la Vega. Y que Su Majestad quedó prendada con la belleza y gran conservación de los mosaicos del yacimiento. Y que no escatimó elogios a la imponente estructura que los cubre y preserva del exterior, construida por la entonces Diputación de Palencia que presidía Enrique Martín. Y que tampoco dudó en saltarse el protocolo para, a su partida, saludar con amabilidad real a los vecinos apostados en el exterior, que habían esperado largo tiempo para verla de cerca. Y los cronistas acertarán, porque eso fue parte de lo que ocurrió ayer. El resto es historia.

La historia de una visita que comenzó a las 12.20 horas con la llegada de Doña Sofía a La Olmeda. En el exterior de la villa esperaban las principales autoridades locales y regionales, con especial impaciencia el presidente de la Diputación de Palencia, Enrique Martín. No en vano han sido meses de gestiones para lograr que la Reina inaugurará oficialmente la reforma del yacimiento tardorromano.

Sobria y elegante

El sueño del espaldarazo real a la villa romana estaba por fin al alcance de la mano, sobre todo cuando el ruido ensorcededor de un helicóptero surcando el cielo palentino se impuso sobre las conversaciones en corrillos. Tras aterrizar en el campo de fútbol de Saldaña, la cohorte real de protocolo y seguridad llegó a La Olmeda escoltando a Doña Sofía, que bajó del coche oficial sobria y elegante: chaqueta gris, pantalón gris marengo y zapato negro a juego con el bolso.

Varios saludos y genuflexiones después, por fin la Reina cruzó la puerta que permite retroceder al siglo IV.

Dentro del nuevo edificio que protege los tesoros romanos, otra cohorte, o varias para ser más exactos: una, la formada por las autoridades, con el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, el delegado del gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, y el propio Enrique Martín a la cabeza: otra, la constituida por una densa nube de periodistas, cámaras de televisión y fotógrafos, con los ojos, los bolígrafos y los visores atentos para captar cada uno de los gestos de la Reina Doña Sofía.

«Palencia rebosa alegría»

Para romper el hielo, el presidente de la Diputación de Palencia tomó la palabra. Enrique Martín dio la bienvenida a Su Majestad asegurando que «Palencia esperaba con impaciencia la llegada de este día, y hoy rebosa alegría, orgullosa y dichosa de teneros aquí con nosotros». Martín aprovechó la atenta escucha de la Reina para recordar que «Palencia es una provincia pequeña, pero con una historia repleta de acontecimientos que la convierten en pionera». Así, Martín recordó que Brañosera fue el primer municipio de España, constituido en el año 824. También que la de Palencia fue la primera Universidad del país, allá por 1208 y bajo el reinado de Alfonso VIII de Castilla. Y que fue una palentina, Trinidad Arroyo, la primera mujer universitaria en el ya lejano 1888.

También tuvo palabras de recuerdo Enrique Martín para el descubridor de la Villa Romana de La Olmeda, Javier Cortes, fallecido tan sólo unos días antes de la reapertura del yacimiento el pasado mes de abril. El añorado Cortes habría sido sin duda el mejor guía para la visita de la Reina Doña Sofía, pero ante su ausencia fue su amigo José Antonio Abásolo, arqueólogo y director de las excavaciones de La Olmeda, el que acompañó a su Majestad durante una hora de recorrido. Según desveló el propio Abásolo al término del recorrido, Doña Sofía se mostró en todo momento cercana e interesada en los mosaicos y dependencias de la villa, «lo cual ha sido un lujo, porque no todos los arqueólogos pueden enseñar, como el manjar que es, un yacimiento como éste a la Reina, que es una experta en arqueología».

Un hallazgo como obsequio

Y como entendida en el tema, Doña Sofía supo valorar y agradecer los obsequios que recibió al término de la visita de manos del presidente de la Diputación. Una moneda de oro con la efigie del emperador Teodosio I, hallada hace cuarenta años en las primeras excavaciones de La Olmeda por su descubridor, Javier Cortes. Y un mosaico con su rostro, elaborado de forma artesana por el jefe de mosaístas de la villa, Domiciano Ríos.

Pero faltaba otro regalo, el que le esperaba a la salida: el calor del pueblo que la Reina recibió poco antes de partir rumbo a la Zarzuela. Las gentes de la comarca de la Vega despidieron a su majestad al grito de «¡Viva la Reina!».

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