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Punto final a la Ciudad de las Artes

La ciudad vibra estos días con el Open 500 de Tenis que ha reunido en Valencia a las mejores raquetas del circuito internacional. La cita deportiva supone, además, la puesta de largo de un emblemático edificio con el que se culmina la Ciudad de las Artes y las Ciencias, complejo que en once años no ha dejado de crecer.

En julio de 1996 nacía «Ciudad de las Artes y las Ciencias, S.A.», tras la modificación de la denominación social de Vacico -Valencia, Ciencia y Comunicaciones-, empresa mercantil de la Generalitat Valenciana.

Un cambio de denominación social que se acompaña de la modificación del objeto, con el fin de adaptarlo a los nuevos proyectos que la Generalitat tenía previstos para estos singulares edificios y que no eran otros que articular a lo largo de un eje de casi dos kilómetros -en el antiguo cauce del río Turia- un complejo destinado a divertir y estimular a partes iguales las mentes de sus visitantes, a la vez que se fomentaba el conocimiento por la ciencia, la tecnología, la naturaleza y el arte. Dos años después, en 1998, arrancaba la Ciudad de las Artes con la inauguración del Hemisf_ric y en 2009 el Ágora acoge su primer evento. Entre medias el complejo diseñado por Santiago Calatrava ha crecido con nuevos edificios, propuestas y programas, adaptándose a una sociedad cambiante.

Ha pasado más de una década en la que el proyecto ha cambiado la fisonomía de la ciudad, ha disparado el turismo y ha conseguido poner en el mapa internacional a la ciudad de Valencia. A medida que se sucedían las inauguraciones y su majestuosa construcción se llenaba de visitantes, crecía el interés en todo el mundo por este proyecto.

Un poderoso imán

Como un poderoso imán, la Ciudad de las Artes y las Ciencia ha atraído a turistas y eventos de relieve internacional, que van desde la Campus Party, el encuentro en red más importante de Europa, al V Encuentro Mundial de las Familias. Sus edificios han acogido eventos deportivos de audiencias millonarias, como la presentación en 2007 de Fernando Alonso con su escudería de entonces, McLaren, hasta citas musicales como el Festival MTV Winter.

Estos eventos repetidos en las pantallas y televisiones de todo el mundo, unidos a los congresos internacionales y al interés de las empresas por rodar anuncios con el Museo Príncipe Felipe o el Hemisf_ric de fondo, para ligar su imagen a la que emana de este complejo, han supuesto una adicional e inesperada fuente de ingresos.

Y si el complejo impulsado por la Generalitat sorprende por su arquitectura y por su inmensa capacidad para entretener, también han sido numerosas las críticas que el ha generado. En cualquier caso, los datos avalan la rentabilidad urbanística, social y turística del mismo.

La Ciudad de las Artes y las Ciencias (Cacsa) propició un gasto turístico de 204 millones de euros durante el pasado año.

Este desembolso corresponde tanto a los ingresos generados por los visitantes de las instalaciones del complejo de ocio, como a la asistencia de eventos celebrados en el propio recinto.

Asimismo, el conjunto arquitectónico diseñado por Santiago Calatrava obtuvo unos ingresos de 40,5 millones y recibió alrededor de cuatro millones de visitantes y genera anualmente alrededor de 5.900 empleos.

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