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Al menos cien minutos de cortejo para evitar la muerte

Las arañas hembra de una especie australiana matan a los machos que pretenden aparearse con ellas sin agasajarlas lo suficiente. Los candidatos más débiles se aprovechan del trabajo de sus compañeros

Una hembra de Redback australiana / ABC

Machos «parásitos»

Ante este terrible peligro, los machos más débiles o perezosos han encontrado una manera de recoger los frutos sembrados por otro individuo «más romántico» y trabajador. El segundo en acción entra en escena cuando el primer galán ya ha hecho su trabajo y «actúa como un parásito del esfuerzo de su compañero», explica el científico Maydianne Andrade. «Uno de los resultados más sorprendentes del estudio es que las hembras no son capaces o no desean discriminar de quién proviene el cortejo », apunta Jeffrey Stoltz, coautor del estudio. Es decir, después de quedar satisfechas con el agasajo, les da igual uno que otro candidato, lo que favorece a los machos entrometidos que no quieren pasar el crudo examen de la hembra. Según Andrade, esta investigación es la primera que ha podido medir el tiempo de atenciones que las arañas exigen a sus compañeros antes de la cópula y también la primera en mostrar que los machos aprovechan los esfuerzos reproductivos de sus rivales.

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