Simón, 40 años después de Nieto
Serio, siempre centrado, quería contener las lágrimas, pero el freno de su Aprilia no podía impedir que el agua rodara por sus ojos con la misma velocidad que había desplegado en el bonito trazado de Phillip Island, el circuito que más le gusta del mundo. ... Julián Simón (Villacañas, Toledo, 3-4-87) quería conquistar la primera corona mundial de su carrera a lo grande. En plan campeón. Con una victoria en el asfalto de sus amores, frente al océano, rodeado de gaviotas blancas que volaban en su honor. Imitando a su ídolo, Rossi, que en este asfalto celebró dos títulos destrozando a Biaggi y a Sete.
En Australia, el piloto español disfrutó de los mismos sentimientos que Valentino ha vivido en ocho ocasiones, camino de nueve.
Bradley no pudo frenarle
Julito no quiso conformarse con asegurar puntos y esperar a que las matemáticas le dieran el cetro universal de 125 en Malasia. Se la jugó. Se escapó con su máximo rival, Bradley Smith, el único que podía retrasar su gloria si le precedía en la meta, y el toledano no lo permitió. Le derrotó en la penúltima curva, la más peligrosa, con un interior de maestro que dejó seco al británico.
El líder del equipo Aspar ejecutó la maniobra más espectacular en el sitio con más leyenda. Donde Lorenzo, Pedrosa y otra docena de jinetes se cayeron a lo largo del fin de semana. Simón quería levantar el laurel como los mejores, con una rúbrica especial, en la casa donde los australianos Doohan y Gardner escribieron sus días de oro. Donde Rossi le hizo soñar, hace diez años, con emularle.
El manchego sentía que las lágrimas se fugaban de sus ojos porque aquí, en el legendario Phillip Island, firmó hace un año su descenso a la categoría de 125, después de dos años en 250 sin una moto ganadora. Bajar de cilindrada era una decisión difícil. Se comió el orgullo para reiniciar una carrera triunfal.
Cinco éxitos y diez podios
Los ojos se le humedecían porque aquí, en su país ideal para pasar unas vacaciones, rubricó también la paz con Jorge Martínez Aspar. Hace unos años rompió un acuerdo para correr en el equipo del director alcireño, al que dejó compuesto y sin piloto. En 2008, tres semanas antes de finalizar el pasado Mundial, se reunieron en estos boxes y sellaron su unión, esa que nunca debió romperse, en busca de recuperar un título para España. Ha sido un acierto.
A bordo de una Aprilia oficial, Simón pudo desarrollar por fin las condiciones que la KTM del cuarto de litro no le permitía explotar. Ha festejado cinco victorias y diez cajones en catorce grandes premios. Y Aspar ha sumado su tercer cetro mundial de 125 después de los éxitos de Bautista (06) y Talmacsi (07).
Con Smith situado en la segunda plaza, el campeonato ha vuelto a ser una «Copa Aspar». Y Julián, su bandera, asciende a Moto2.
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