Assez vif
CLÁSICA
Orquesta Sinfónica
Director: Lionel Bringuier. Violonchelo: Jian Wang.
Programa: Ravel, Shostakovich y Mussorgski, Lugar: Auditorio Miguel Delibes. Valladolid.
ROSA SANZ HERMIDA
La «Rapsodia española» de Ravel, el «Concierto para violonchelo y orquesta nº 1» de Shostakovich y los «Cuadros de una exposición» de Mussorgski orquestados por Ravel han sido las obras elegidas para este primer concierto de Lionel Bringuier como titular de la Sinfónica de Castilla y León. Eran muchas las expectativas creadas en torno a este director, y grande ha sido la satisfacción del público escuchar esta primera entrega de la «era Bringuier»: entusiasmada ovación a la batuta del francés y a los músicos, que Bringuier fue haciendo levantar dosificadamente, por cuerdas.
Es elegante y medido en el gesto, tal vez consciente de que las indicaciones de matices en piezas como las de Ravel o Mussorgski («assez vif», «d´un rythme las», «con grandezza») no dependen de grandes aspavientos sino que vienen exigidos por el curso de la música, cuando es articulado con claridad y coherencia. En este sentido nuestro joven director apunta muy buenas maneras, como quedó constatado en el terso y evanescente inicio de los violines en el «Prélude à la nuit» de la Rapsodia, en el pianísimo tras la exposición del chelo al final del tercer movimiento del concierto de Shostakovich, o en los variados «Paseos» de la exposición mussorgskiana y en el juguetón «vivo leggiero» de su «Ballet de los polluelos».
Inteligentemente introdujo Bringuier una partitura contrastante, el mencionado concierto para violonchelo y orquesta, quizá también como una declaración de intenciones. De escritura densa y atormentada, desprende autenticidad y desnudez existencial, aspectos que el violonchelista invitado, Jian Wang, supo exponer en toda su hondura. El impresionante solo de chelo de la «cadenza-attaca» fue toda una lección de anatomía del alma humana, un emocionante diálogo del individuo consigo mismo, con su poder y sus miedos. Si en ocasiones sólo un poema sirve para descubrir a un gran poeta, este pasaje habría bastado para convertir a Wang en lo que es, un gran músico, un artista excelente.
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