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La «escala Forbes» del Gobierno sitúa a Garmendia como la más adinerada

El BOE era ayer la declaración de la renta del Gobierno con la lista de los euros (miles, en algún caso millones) que engordan las cuentas corrientes del presidente, sus diecisiete ministros y sus secretarios de Estado, las casas que tienen y el resto de bienes que atesoran. Todo, o casi, sobre papel oficial en tiempos de convulsiones políticas a cuenta de los dineros. El Ejecutivo hizo público el patrimonio de todos ellos en el último día de plazo acordado, en cumplimiento de la Ley de Regulación de los conflictos de intereses de los altos cargos.

Cristina Garmendia, la ministra impecable que llegó a Ciencia con una exitosa carrera empresarial a las espaldas, es la más rica: 4.978.217 de euros, casi uno y medio en viviendas, si bien arrastra unas deudas o tiene pendientes créditos nada desdeñables que superan el medio millón de euros. Su declaración, como la de muchos de sus colegas que se sientan en el Consejo de Ministros, advierte que de esos dineros, algunos -no se detalla cuántos- proceden de herencias familiares.

Que Garmendia tenga una situación económica más que holgada no le ha sorprendido a nadie; sí que el vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, declare un patrimonio total de 68.964 euros después de veinte años al frente de la Junta de Andalucía. O ha ahorrado bien poco o las incursiones empresariales o los gastos de su familia, mujer e hijos, han hecho mella en su economía doméstica. Eso sí, puede presumir de que no debe ni un euro y que lo ganado ha sido con el sudor de su frente, nada de herencias familiares.

Hipotecas que ahogan

La más «pobre» es la ministra de Igualdad, Bibiana Aído. Sólo declara tener 38.918 euros y aún debe pagar su hipoteca: más de cien mil, una deuda que ya quisieran para sí muchos treintañeros de su generación. Rico, rico, no es ninguno de los hombres y mujeres que dirigen el país, pero sin entrar en el «Forbes» no les han ido mal las cosas.

La declaración es «transparente» aunque no del todo real. Los bienes inmuebles -viviendas habituales o casas de vacaciones- figuran con su valor catastral, no el de mercado ni el que pagaron por ellas los dueños cuando las compraron, y esos valores catastrales, igual que en el caso de cualquier ciudadano, suelen estar muy por debajo del auténtico. Por ese motivo algunos ministros declaran contar con menos patrimonio que pasivo, el apartado donde aparecen las hipotecas, entre otras deudas. Es el caso de la titular de Defensa, Carme Chacón, que se ha endeudado hasta los 358.000 euros; sus posesiones, en cambio, suman 156.718 euros.

El otro matiz que desvirtúa la información económica es que los ministros que están casados en régimen de gananciales declaran el cincuenta por ciento de los bienes que comparten con su cónyuge. En el BOE constan los activos, divididos en inmuebles y otros bienes (rentas, acciones, fondos, inversiones...) y el pasivo (créditos, préstamos, deudas, etc. y en todos los casos se hace notar cuando hay bienes y derechos de herencia familiar. La información no especifica cuántas viviendas poseen los cargos ni qué otro tipo de bienes se han computado, unos datos que sí han tenido que aportar al Registro de Bienes y Derechos Patrimoniales que no se harán públicos.

En tiempos de «Gürtel» y ecos de «Malaya», los sucesores de algunos «Filesa» se sienten más que satisfechos por el escrutinio público al que han sometido sus rentas. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, el segundo más adinerado y adalid del ahorro gubernamental en forma de frío, calor y luz de bombilla, se ufanó ayer de que «nunca ha tenido nada que ocultar» y de que «siempre» se ha pagado sus trajes, en alusión nada velada al omnipresente Francisco Camps. Sebastián, que no gasta en corbatas, no debe ni un céntimo y tiene más de 1,7 millones de patrimonio.

Deudas de presidente

Al titular de las obras, José Blanco, que lleva toda la vida en política le ha cundido mucho menos: declara 239.536 euros, aunque tiene un pasivo de 241.138, seguramente relacionado con la construcción de su casona gallega de la que se siente especialmente satisfecho. Con todo, sus activos superan a los de su jefe, el presidente Zapatero, quien pese a contar con vivienda gratis desde hace cinco años debe 80.847 euros de deudas o préstamos y su activo es de 209.206 euros, incluida la herencia.

A Rubalcaba tampoco le ha ido mal en su dilatada trayectoria pública. Puede presumir de ser el tercero más rico del Gobierno (1.223.154 euros y nada de deudas) y quejarse, al menos en su última etapa, de no tener tiempo para gastarlo. Las ministras Elenas (Salgado y Espinosa) se sitúan en el tramo alto, casi un millón la primera y 400.000 euros la segunda, con deudas canceladas. En el «top ten» aparece la vicepresidenta «estilista» que sigue endeudada pese a su edad (161.717 euros) y las pegas de los bancos para conceder hipotecas, pero que declara tener 731.506 euros.

El PP ha alabado el gesto del Gobierno, aunque haya sido con las prisas de última hora, pero quieren más detalle. La máxima de ser honrado y parecerlo, o más bien demostrarlo, ha llegado a Moncloa.

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