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El niño del globo estaba en el desván

El día de ayer empezó para la familia Heene de Colorado con el original proyecto de construir un plateado globo experimental, en forma de platillo volante y relleno de helio. Pero la idea de un padre obsesionado con cuestiones climatológicas acabó transformándose en un espectáculo de masiva angustia televisiva por la desaparición del más pequeño de la familia, un niño de seis años llamado en el colmo de las ironías Falcon.

Como a las once y media de la mañana, el globo construido en el patio trasero de la casa de los Heene en la localidad de Fort Collins despegó accidentalmente. Y uno de los dos hermanos mayores explicó que Falcon se encontraba a bordo de un angosto receptáculo en la improvisada nave. Lo que automáticamente provocó una desesperada persecución de casi dos horas de duración, a gran velocidad y con una altura superior a los 2.000 metros.

La soleada singladura fue retransmitida a millones de atónitos televidentes con ayuda de helicópteros con cámaras desplegados por estaciones locales de televisión. Hasta que finalmente, junto al concurrido aeropuerto internacional de Denver donde se tuvieron que cancelar múltiples vuelos, el globo perdió lentamente su considerable altura. Tras ser agarrado en el suelo, el personal de emergencia no encontró a bordo ni rastro del niño.

Durante otras cuatro horas de angustia adicional, las autoridades organizaron una masiva operación de búsqueda a través de la enorme extensión de terreno cubierta por el globo durante sus aproximadamente 75 kilómetros de travesía descontrolada. Entre teorías que abarcaban desde una posible caída o asfixia del pequeño hasta hipótesis mucho más benignas sobre un niño escondido al darse cuenta de la que había organizado.

Al atardecer, y tras el despliegue de todo un ejército de voluntarios y helicópteros de la Guardia Nacional, Falcon fue finalmente encontrado sano y salvo. Oculto dentro de una caja de cartón en el ático del garaje de su casa. Previsiblemente, el pequeño de seis años fue recibido con la mayor bronca de su vida pero también con los abrazos y besos más intensos.

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