Publicado Viernes, 16-10-09 a las 16:55
A orillas del Guadalquivir, Córdoba sigue conservando el esplendor islámico que la caracterizó durante el califato de Abderramón III. Un esplendor patente en monumentos como la ciudad palacio de Medina Azahara o la Mezquita y en sus callejas blancas llenas de geranios, necesidad heredada de los árabes de cultivar la belleza y cobijarla en el ámbito hogareño.
Esa mezcla de culturas que se respira en cada rincón de Córdoba hizo que se convirtiera en Ciudad Patrimonio de la Humanidad en el año 1984.
El viajero, además de visitar Medina Azahara o la Mezquita, debe visitar el Alcázar de los Reyes Cristianos; la plaza de los Capuchinos y el Cristo de los faroles, una de las más místicas de la ciudad, y la conocida calleja de las flores, ubicada en pleno barrio de la Judería. Se trata de una calle sin salida acabada en un plaza que ofrece la más conocida perspectiva de la torre de la Catedral.
Pasear por Córdoba es todo un placer que se intensifica si a la vez admiramos los balcones ajardinados de sus casas. Es tal la belleza que alcanzan estos patios y balcones que todos los años, durante el segundo o el tercero fin de semana de mayo se celebra El Concurso de Patios. Unos 40 patios abren sus puertas al visitante durente esta fecha. Los barrios de la Axerquía, San Agustín y San Basilio cuentan con patios afamados, que los cordobeses vuelven a visitar año tras año.
En el mes de mayo se celebra en Córdoba Las Cruces. Una tradición cristiana que consiste en instalar en las calles cruces hechas con flores, en torno a las cuales se colocan con mejor o peor acierto objetos decorativos y, sobre todo, elementos florales, macetas y plantas.
Córdoba también destaca por su rica gastronomía en la que sobresale el aceite de oliva. Este oro líquido riega su famoso salmorejo, un gazpacho especial al que se suele añadir muchos productos como jamón, conejo asado o huevos fritos.

Enviar a:

¿qué es esto?


Más noticias sobre...
Facebook ABC.es