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Marina: «Los periodistas deben tener una vocación profesional optimista»

José Antonio Marina ha sido el encargado de inaugurar la XXI promoción del Máster de Periodismo de ABC, de la que forman parte 15 alumnos

Los 15 integrantes de la XXI promoción del Máster de Periodismo de ABC /JAIME GARCÍA

«Un pequeño mapa, no sólo de España». Con estas palabras ha descrito Alfonso Armada , director del Máster de Periodismo de ABC, el grupo de 15 periodistas que integran la XXI promoción del Máster de Periodismo de ABC . Una promoción que esta misma mañana ha vivido su puesta de largo oficial, ocasión especial para la que han contado con un anfitrión de lujo, el filósofo José Antonio Marina . No es para menos, puesto que un periódico decano de la prensa en España como es ABC debe sentar cátedra en lo que a su talento profesional se refiere, siendo este máster la fuente principal del mismo. Y para ello, como ha explicado con tanta vehemencia como sabiduría su director, Alfonso Armada, se ha procedido a una completa reestructuración, modernización y adaptación del programa a las nuevas necesidades de los medios, de la vida al fin y al cabo. «Hoy no sólo inauguramos un nuevo curso académico, sino un máster que hemos renovado por completo, con la idea de seguir formando periodistas capaces de perseguir la verdad y de ser buenos relatores de lo que ocurre, capaces de distinguir el humo de la paja, las opiniones de los hechos, pero teniendo en cuenta internet , que tanto ha cambiado y cambiará nuestras vidas, la vida de los periódicos y la vida de los periodistas». Una vida que esta misma mañana ha comenzado, profesionalmente hablando, para los 15 periodistas recién licenciados procedentes de la Universidad Austral de Buenos Aires, la Universidad Miguel de Cervantes de Valladolid, la Pontificia de Salamanca, la Carlos III de Madrid, la Universidad del País Vasco, la Universidad de Málaga, la Universidad Católica de San Antonio en Murcia, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Complutense de Madrid. Una enorme amalgama de talento e ilusión que, tras escuchar las palabras de aliento pronunciadas por el director del Máster y su directora académica, María Jesús Casals, ha asistido a una privilegiada clase magistral a cargo de «uno de los pensadores imprescindibles del panorama español», en palabras del propio Armada, el filósofo José Antonio Ma rina. El profesor de profesores (ha confesado que su auténtica devoción y máxima aspiración en la vida era ser profesor de instituto) ha alentado con sus inteligentes palabras el inicio de la andadura periodística de este grupo de «abecedarios». «Confieso estar encantado de estar aquí. ABC es toda una institución del periodismo en España y siempre es un honor visitar esta casa», comentaba Marina en los primeros párrafos de su improvisado discurso. Una vez tomado el pulso de la audiencia, el filósofo ha pronunciado un somero discurso vertebrado en la memoria y la inteligencia, y que se ha convertido en la clase que todos hubiéramos querido recibir en nuestro paso por la Universidad. «Aprender significa cargar la memoria de conocimiento y por ello necesitamos tener muy buena memoria. Necesitamos gente muy sabia que sepa manejar la tecnología porque un burro contectado a internet sigue siendo un burro. Es por ello que os recomiendo que aprendáis muchas cosas dentro de vosotros mismos, que construyáis vuestra memoria personal, pues como decían los griegos, las musas no son otra cosa sino hijas de la memoria». Una memoria, la suya propia, la de toda una generación de intelectuales y profesionales de la información, que se ha ido deteniendo en los principales vericuetos y aristas del periodismo como oficio «digno y responsable», el mismo que los alumnos del Máster deberán aprender a desempeñar en los meses futuros.

Un recorrido por la historia de la inteligencia

«La inteligencia humana es estructuralmente lingüística -ha continuado Marina- y la palabra sirve para hacer transitable el mundo, pues las grandes formas de convivencia están hechas de la palabra y los que trabajamos con ella, profesores y periodistas, debemos ser conscientes de ello». Es esa conciencia a la que el pensador ha recurrido para solicitar el desarrollo de un «entorno social inteligente, un periódico que sea una inteligencia compartida. El deterioro de la comunidad depende en gran parte de la integridad de ese entorno, de ese periódico». Marina considera que «todos los que trabajamos con la opinión pública debemos ejercer cierto tipo de pedagodía social y es tarea importante del periodista que el debate social sea rico, amplio y estimulante». Características que, a juzgar por el rostro de concentración y entusiasmo de la audiencia, ha destilado el discurso de un Marina entregado a la causa periodística. Después de hacer un concienzudo repaso por la historia de la inteligencia en la humanidad, con paradas estrictamente necesarias en la República de Azaña o la Alemania de los años 30, José Antonio Marina ha llegado al final de su alegato con un aviso para todos los navegantes de esta nave de la información: «No debemos caer en la grave tentación de la impotencia y la insignificancia. Cuando empezamos a sentirnos insignificantes, acabamos siendo insignificantes. Debemos recuperar el sentido de lo que estamos haciendo y los periodistas deben tener una vocación profesional optimista, pues los pesimistas tienen un prestigio intelectual que no les corresponde». Y como colofón a su intervención ha recurrido a una «enorme afirmación revolucionaria», directamente sacada de lo que debería haber sido el epitafio de

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