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Estudios Groucho a precio de saldo

EL Ayuntamiento de Barcelona no ha querido desaprovechar la oportunidad de estar a la última y se ha sumado con entusiasmo a la moda de los informes. Y lo ha hecho con tanto derroche de imaginación y dineros que mucho va a tener que ingeniar la Generalitat para recuperar el terreno perdido. ¿Qué gracia puede haber en gastarse 12.000 euros del erario público en un informe para saber la imagen que de Puigcercós dan los graciosos de «Polònia»? Lo de Joan Puigcercós o lo de Carme Capdevilla no es más que grosería de nuevo rico comparado con la finura y chispa del Ayuntamiento.

De los pintorescos informes encargados por el Ayuntamiento que enumeraba ayer en este diario María Jesús Cañizares, había dos que eran por completo insuperables: «Honorarios para la identificación de la disfuncionalidad y celebración de sesión de brainstorming» y «Estudio de necesidades de los indicadores de gestión de ayuda en la toma de decisiones informadas». Lee uno un par de veces el título de estos dos informes y ve claramente la escena: Está Groucho Marx en la estación y viene un tipo bajito con pinta de italiano acompañado de otro con el cabello estropajoso, mudo y con una trompeta.

Le dice Groucho al italiano: «Estos son mis honorarios por la identificación de la disfuncionalidad». «Moc, moc», dice la trompeta del mudo. «Exacto, su amigo ha dicho la cifra correcta: 35.000 euros». «¿Y cuándo será la celebración de brainstorming?», pregunta el otro. Y Groucho le responde: «Cuando la disfuncionalidad no sea identificada y los indicadores de gestión indiquen la buena digestión del brainstorming»... «Moc, moc».

Además, claro está, algunos de estos informes, aunque extravagantes, lo que son esencialmente es baratos: ¡Sólo 10.000 euros por el seguimiento de los halcones peregrinos! En fin, no se especifica hasta dónde hay que seguir a esos halcones, pero, siendo halcones y peregrinos, lo más probable es que haya que cambiar de continente varias veces y que esos diez mil euros se hagan calderilla casi de inmediato.

Y un detalle que me parece crucial: mientras que la Generalitat se ha gastado 27.000 euros en un informe para conocer la opinión de ciertos articulistas de Prensa, el Ayuntamiento sólo se ha gastado 17.000 en ese mismo seguimiento de articulistas. ¿No debería alguien encargar un in forme que aclarase los motivos de que la Generalitat pague casi el doble por lo mismo?...

Pero, que unos miles de euros no nos aparten de lo esencial: para conocer la opinión de un columnista, ¿no basta con pagar el euro y pico que vale el periódico en el que escribe? Además, se podría entender que alguien pagase un sobreprecio por conocer exactamente el criterio en esto o aquello de un escritor resbaladizo como Porta Perales, pero qué intriga puede haber en lo que va a decir Pilar Rahola, por ejemplo, de tal o cual cosa.

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