Mamá Pajín y democracia de Estado

En la Democracia de Estado, la lucha de clases no se dirime entre burguesía y proletariado, sino entre la clase que paga impuestos y la clase que de ellos vive. «Prohibido permitir» es su lema. Por el blog de José M. Guardia, he aquí una actualización del famoso sermón del reverendo Niemöller: «Primero vinieron por el tabaco, pero yo no era fumador y no protesté. / Después vinieron por los refrescos, pero yo sólo bebo agua mineral y no protesté. / Después vinieron por las hamburguesas, pero yo soy vegetariano y no protesté. / Al final vinieron por los que criticamos a los políticos, pero ya no quedaba nadie para protestar.»

¿Qué? ¿Alguna protesta por las socaliñas de las basuras de Gallardón o de las gasolinas de Zapatero? Disfrazadas de «Ecología», esa ciencia que postula orinar en la bañera para ahorrar agua, los contribuyentes se prosternan ante la Democracia de Estado. «Felación, felación», fue el «mantra» municipal en la Noche Blanca de Cibeles. Ah, la observación, tan recordada por García Domínguez, de Michel Revel a su hermano Jean-François:

-¿No te asombra que se haya logrado crear, doscientos años después de la Revolución, una sociedad idéntica a la del Antiguo Régimen? La Administración de alto rango equivale a la nobleza de corte, los funcionarios a la baja nobleza, los subvencionados al clero, los empresarios de las contratas públicas a los financieros de palacio, los profesionales liberales a los togados, y los empleados del sector privado al Tercer Estado?

El lubricante de la Democracia de Estado es la Cultura. Por eso las maniobras de Mamá Pajín en Benidorm y las de Zapatero en la TV. Zapatero, cuyo bagaje cultural, al decir de Cacho -cuyo periódico, ay, llama falangista a Pemán-, se reduce al elefante de Lakoff, algo de Suso de Toro y una breve antología de poetas leoneses, fijará los contenidos de TV, mientras levanta para Afganistán otra División Azul en misión de paz, para que puedan enrolarse sus chiquillas, como en la Onu del huero, chirle y hebén Obama. Las botas ya las tienen puestas. Menudo artículo ironista para Juanito Goytisolo, epígono de Jacinto Grau y muecín de la Alianza de Civilizaciones: déjate, Juan, de «la sabia y refinada Rita» y ponte con el gótico leonés pasado por Benarroch de las chiquillas del presidente viajando a cuenta de la Democracia de los cinco millones de parados.