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Miró sube a Cibeles una colección inspirada en la 'Gran Manzana'

Los desfiles de Agatha Ruiz de la Prada, Ailanto, Victorio & Lucchino, Juanjo Oliva, Ángel Schlesser, Amaya Arzuaga, Devota & Lomba, Miguel Palacio y José Miro forman el programa de la segunda jornada de Cibeles Madrid Fashion Week, que inauguraron ayer los 'Ego'. Los jóvenes, con unas apuestas muy atrevidas, se lucieron como las grandes firmas, aunque las grandes estrellas del primer día fueron Adolfo Domínguez y Roberto Verino, que regresaron a la pasarela madrileña.

La jornada de hoy la ha estrenado Agatha Ruiz de la Prada , que ha presentado una colección que rinde homenaje a la 50 edición de Pasarela Cibeles con 50 modelos más Agatha que nunca . Un desfile único, mucho menos comercial que los presentados en pasadas ediciones, concebido exclusivamente para Madrid ya que la diseñadora ha renunciado este año a la pasarela de Milán para mostrar su colección más potente en España.

Con un aire retro reinventado, las modelos han mostrado piezas inspiradas en la propia trayectoria de la marca, completando una retrospectiva desde los años 80, pasando por los 90, hasta sus más recientes creaciones. Globos, frunces, pliegues, volantes… La pasarela se ha convertido en una fiesta de formas y colores, en un ejercicio de introspección cuyo resultado ha sido un auténtico canto a la transgresión creativa, a la felicidad y a la feminidad. Ha sido una auténtica declaración de principios de quien lleva poniendo en jaque todo lo que es convencional y aburrido desde hace más de 28 años.

Tras ella ha sido el turno de Alianto , cuya colección parte de las pálidas imágenes y las gastadas fotos de los maharajás de la India antigua. La estética es ligera en color, espíritu y tejidos, optimista y llena de frescura. Se propone un look amable, relajado, lleno de rayas y franjas de colores, casi deportivo. La silueta es envolvente, con prendas que se atan o anudan con cintas o cordones, superposiciones y asimetrías. Sedas en tonalidades polvorosas, topos irregulares, encajes, voiles con pequeños elefantes entre árboles y cuadros florales, shantung de seda y denim lavados, aplicaciones de tiras de algodón rasgadas y deshilachadas.

El romanticismo de Victorio & Luchino y los estampados de Oliva

La India ha dado paso al romanticismo de los sevillanos , quienes nos han demostrado como arquitectura y geometría conviven con el romanticismo, provocando formas nuevas. La racionalidad arquitectónica busca la limpieza geométrica, envuelta, rematada y customizada por cierta atmósfera romántica. Una mujer que disfruta de la técnica y de los estudiados patronajes, con la feminidad y la sensualidad por contraste. Como también contrastan los colores entre sí, aportando a veces calidez y otros frialdad, pero conviviendo juntos, dando el resultado que queremos ofrecer hoy para ti.

El colorido de lisos, atractivo y contrastado, produce un juego de sensaciones visuales nuevas. Blanco, gris, azul, negro, contrastan con la intensidad del color geranio o el lima. La texturas ligeras, provocan un efecto de frescura y sofisticación. Raso, crèpe, popelín, algodón satinado... se disponen en un juego de formas y mezclas jóvenes con acabados de gran originalidad y enriquecidos con originales bordados.

La mañana concluía con el espectacular desfile de Juanjo Oliva . El diseñador madrileño apuesta por una mujer inspirada en los años 50 de Grace Kelly, en la que hay dominio absoluto de los vestidos, que vuelven con fuerza. Juego de volúmenes y siluetas, algo característico en él, asimetrías, geometrías, caderas reforzadas y cortes inspirados en los propios estampados, marcan unas propuestas muy vistosas en las que Oliva ha asumido el riesgo de descontextualizar por completo los tejidos de inspiración africana.

La sobriedad de Schlesser y la exageración de Arzuaga

Ángel Schlesser tomaba el testigo de Cibeles por la tarde. Un desfile sobrio con tejidos muy ligeros a los que sólo aplica detalles de drapeado y algunos grandes lazos. Schlesser ajusta la cintura, marca los hombros y utiliza un largo que fluctúa por encima de la rodilla, con blancos y crudos, negros y grises, colores tranquilos que compagina con otros vibrantes como el turquesa, azul o amarillo y tejidos como sedas, muselinas y punto de seda que dan movimiento a piezas que se sitúan en la frontera entre la noche y el día.

Tras él, Amaya Arzuaga . La diseñadora desplegaba sobre la pasarela su especialidad: las formas con volúmenes exagerados y también con trazos de arquitectura. Vestidos construidos a base de plisados, gomas y superposición de capas que dan como resultado prendas volátiles que parece van a levantar el vuelo con formas que evocan lepidópteros, caracolas y grandes flores confeccionadas con patronajes rotatorios de 360 grados.

Arzuaga logra estos efectos a base de amplios escotes, minifaldas con volumen y tiras en punto, con los colores de siempre, blanco y negro, mezclados con el gris humo y otros brillantes como el mostaza o el chicle flúor sobre tules plisados, kaori de seda, sedas endurecidas y algodones orgánicos, lo que da lugar a una colección llena de transparencias y volúmenes livianos.

El 'reciclaje' de Devota & Lomba y el clasicismo de Palacio

La colección de esta temporada de está marcada por la noche, en la que tiene como aliada a las sedas en todas sus formas y colores contrastados como el dorado, el verde palo y su combinación con tonos fuertes como el rojo, en una línea claramente inspirada por superficies quebradas y cortes que pueden simular tanto escamas como panales de las abejas. El diseñador dota a las faldas de amplios vuelos, capas superpuestas y efectos abullonados a partir de pliegues que forman rombos, figura que utiliza también para los calados de sus vestidos, mientras que en sus sastres masculinos da un papel fundamental a los pitillos combinados con bailarinas.

Para Miguel Palacio los vestidos de la próxima temporada veraniega han de ser fundamentalmente cortos y estructurados de hombro, con una revisión de las hombreras, que ahora marcan la zona sin ensanchar la espalda, efecto que el diseñador rechaza en el cuerpo de la mujer. Con el fin de realzar las caderas y el pecho, Palacio juega con los giros del georgette y la seda y los falsos drapeados hasta convertir los vestidos en túnicas que dejan al descubierto la espalda, en una línea, según sus palabras, "muy clásica pero con propuestas novedosas", integrada por una gama de colores básicos con destellos de rosa-fluor, naranjas o rojos.

José Miró viste una mujer contemporánea y global

José Miró ha sido el encargado de poner punto y final a la segunda jornada de la Cibeles Madrid Fashion Week. El mallorquín apuesta en esta nueva edición por una colección inspirada en la ciudad de Nueva York para vestir a una mujer contemporánea y global. Precisamente bajo el enfático título 'New New York', el diseñador se adentra en lo más profundo de la 'Gran Manzana' para empaparse de feminidad, urbe y también naturaleza, con el objeto de elaborar las prendas que lucirán las féminas la primavera-verano del próximo año.

Esa inmersión en la ciudad de los rascacielos en busca de una nueva silueta femenina da como resultado tejidos de seda, algodón y lino con múltiples matices de texturas. El creador también encuentra tonos blancos, rosas, verdes, negros, grises y piel que evocan la cerámica oriental Rakú, con colores cambiantes, pero con una identidad común. Y esa incesante búsqueda se plasma en la creación de cómodos pantalones cortos y largos de calle, elegantes faldas de noche y minifaldas de una pieza. Tampoco han faltado las siempre sugerentes transparencias y alguna que otra superposición que siempre da aires de grandeza.

Pero Miró continúa rastreando esa ciudad global, cosmopolita, paseando por la Quinta Avenida o por Bryant Park, en busca de algo que ya conoce bien y que es la protagonista absoluta de sus patrones: la geometría. Y es que la elaboración de las piezas nace, como expresa el propio modisto, de la fusión de la innovación tecnológica con las artes más antiguas para entretejer patrones y estampados vanguardistas. El resultado: prendas complejas de elaborar, pero sencillas de llevar. El diseñador se recrea precisamente en esa complejidad y a la vez sencillez de las prendas, en esa especie de 'lujo sencillo', para lanzar su primera colección de zapatos. Peep toes, sandalias y bailarinas dan buena muestra de esa combinación de sofisticación y comodidad, la gran obsesión del modisto.

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