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La policía pide perdón por no encontrar antes a Jaycee Dugard

La joven fue vista a plena luz del día varias veces y se ignoraron denuncias contra su secuestrador

El sheriff del condado de California donde apareció Jaycee Dugard, la niña raptada en California con 11 años y que tenía 29 cuando la policía la encontró por fin y detuvo a sus secuestradores, con uno de los cuales tiene dos hijas, ha pedido perdón por no haberla encontrado antes. Aunque la joven vivía en cobertizos disimulados en el patio de atrás de sus captores, el matrimonio formado por Phillip y Nancy Garrido, no estaba recluida todo el tiempo. Varias personas la vieron a plena luz del día e incluso hablaron por teléfono o intercambiaron correos electrónicos con ella.

Además en 2006 se produjo una llamada al 911 acusando a Phillip Garrido de ser un “psicópata adicto al sexo” que mantenía chicas prisioneras en su patio de atrás . Esta llamada fue investigada superficialmente aún siendo Phillip Garrido un convicto por agresión sexual en libertad bajo palabra . En una visita por sorpresa a su domicilio en 2008, ninguno de los investigadores fue capaz de detectar la existencia del doble patio de atrás donde estaban Jaycee Dugard y sus hijas.

“Nos faltó curiosidad y profesionalidad para remover una piedra o dos; no tenemos absolutamente ninguna excusa”, declaró en rueda de prensa el sheriff Warren E. Rupf.

Pero el sentimiento de culpa no se limita al sheriff. La misma Jaycee Dugard ha pedido perdón a su madre , Terry Probin, por no haber aprovechado ninguna oportunidad de escapar en todo este tiempo. “Ellos la han tenido dieciocho años, y nosotros sólo la tuvimos once”, ha llegado a decir con amargura Carl Probyn, padrastro de Jaycee y exmarido de su madre, Terry Probin.

Los psicólogos han advertido a la familia de que éste es un caso extremo de síndrome de Estocolmo que no tiene lectura ni solución fácil. Que tanto Jaycee Dugard como sus dos hijas –conocidas al parecer con los nombres de Starlite y Angel- experimentarán fuertes sentimientos de pérdida asociados a sus captores, con los cuales inevitablemente han establecido vínculos.

Precisamente una de las “rarezas” del clan Garrido que llamaron la atención a algunos testigos fue la extraña actitud de las menores más jóvenes –ahora tienen respectivamente 15 y 11 años- respecto a su padre. Hay testimonios de que le pedían permiso incluso para pasar de un extremo de una habitación al otro.

Por lo demás Garrido tendía a presentar a la misma Jaycee como hija suya, bajo el nombre de Allissa. Otro testigo –alguien que contrató a Garrido para hacer tarjetas para su negocio- asegura que Allissa fue la encargada del diseño de las mismas. “Ella era la brillante, el genio de la familia”, dice.

Por supuesto la policía no tiene la excusa del síndrome de Estocolmo ni de tener once años de edad la primera vez que se enfrentó con los Garrido. Otro tanto puede decirse de sus vecinos en Antioch que durante casi dos décadas no vieron nada raro en la casa de la familia. O nada lo “bastante” raro; la mayoría de ellos reconocen ahora que precisamente las excentricidades de Phillip Garrido les llevaron a considerarle antes un chalado que un posible delincuente.

Una de las vecinas, Diane Doty, ha declarado a The New York Times que últimamente sus excentricidades habían ido a más. Al encontrarse en la calle y comentar que hacía tiempo que no se veían, Garrido le aseguró con confianza: “pronto me verás en las noticias”. No mentía..

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