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Leyes como salchichas

CUANDO el maestro Mihura -¿o era Jardiel?- escribió aquello de que un articulista era un señor que se pone a escribir, no se le ocurre nada... y sigue, ni se le pasó por la cabeza que de ese modo se podía también gobernar un país. ... Zapatero es un presidente que se pone a gobernar -es un decir- sin que se le ocurra nada relevante y continúa gobernando. Luego, lo que resulta aún peor, gobierna con lo primero que se le viene a la cabeza, de tal modo que convierte la gobernanza en una sucesión de ocurrencias. Hace leyes como los malos escritores: poniendo el título antes que el contenido, porque lo único que le importan de la política son los enunciados. El resto es relleno, una morcilla conceptual redactada según el sofisticado procedimiento del «como sea». De cualquier manera, a la remanguillé, a la buena de Dios, que se diría si no fuese un Gobierno tan tenazmente laico.

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