El Peloponeso está en San Blas
Paso el control del aeropuerto de Palma y, cuando voy a echarme encima otra vez el contenido de la bandeja en la mese más ladeada, se me acerca un policía (me ha elegido a dedo). «Carnet de identidad, por favor». Lo mira, le da la vuelta, lo remira, lo lee. «¿Es usted de Murcia?». Me alegro por un momento de no ser de Bilbao y contesto de sí, aunque con ese monosílabo no se me nota el acento (quizá debería haberlo intentado con un «Puehhh sí» überhuertano).
Una está más tranquila con tanta policía buscando a los facinerosos de ETA (y con la guardia civil en el embarque) pero no sé por qué se fijó en mí el señor agente, si hasta llevo pantalón largo y zapatos. Sobre todo porque luego vi cómo pedían la documentación a un mugris. Uno con el aspecto de Chente Escribano pero sin ropa de marca. Chente es el novio de Marisa Jara. Ambos estaban el domingo en Ibiza, en la fiesta Flower Power de Pachá, ese sarao donde los mismos de siempre se visten de los hippies de siempre. Tanto que cuesta distinguir un año de otro. Y como no estaban Fiona y su marido (los cromos nuevos), era la presencia del tal Chente lo que hacía un poco novedoso el photocall. José Miguel Fernández Sastrón también estaba en Ibiza. Llamémosle Boston. Por su parte, Simoneta Gómez-Acebo ha sido fotografiada en un barco por aguas de Mallorca. Llamémosle California. Lo gracioso del barco (véase en el último número de «Mujer Hoy Corazón») es el nombre que se lee en la popa: «ex-ex», que ni puesto adrede para una separada tomando el sol. Es verdad que no se ve entero, pero ahí está la gracia (al parecer, el nombre completo es la pronunciación de XXL).
Y en la que se adivina la misma embarcación vuelve a aparecer Simoneta en unas fotos publicadas ayer en «Última Hora». Esta vez con Fiona Ferrer (no es broma) y con Marta Gayá, a quien Pedro Prieto, autor de las fotos, señala como la anfitriona. Titularidad que corrobora Josemi Rodríguez Sieiro en un artículo en forma de diario en «La voz de Galicia» donde cuenta que salió al mar en el barco de Marta Gayá con José María López de Letona, Fiona Ferrer, Jaime de Polanco y Simoneta Gómez-Acebo.
O sea, que Sastrón y Simoneta veranean cada uno en una isla y que Simoneta disfruta de la hospitalidad náutica de Marta Gayá, si con todo este puzle no me he hecho un lío. Al final tengo que irme fuera de España para no liarme. O no. Me quedo en Barcelona pero con artistas extranjeros. Si antes nombro al guapérrimo de Bradley Cooper, antes se viene para España. Y con Renée Zellwegger, en amor y compañía. Los actores, que han trabajado juntos en «Case 39», fueron vistos el domingo llegando al aeropuerto de Barcelona procedentes de Nueva York. Después Renée se fue a una playa de la ciudad (bastante sucia, por cierto)a hacer fotografías a la gente con su teléfono móvil. No se sabe por qué. Es igual, lo que importa es Bradley. Qué suertuda la Renée, aunque no está muy claro si son pareja.
Hace unos meses, en «Glamour», le preguntarón a Renée qué buscaba en un hombre. Soltó que «una enciclopedia y un diccionario, un poco el manual del boy scout. Una persona que sea consciente de las huellas que deja. Amor. Amabilidad incondicional» y básicamente, las cualidades que venera en sus amigos. Madre mía, pues si Bradley Cooper, además de ser un dios griego de 34 años, tiene todo eso es como para echarle un lazo y guardarlo bajo llave. Me arde el pecho sólo de pensarlo.
Aunque no tanto como a Sienna Miller, que ha tenido un sucedido propio de Bridget Jones (y de la Señora Doubtfire). El otro día le contó a Conan O´Brien que durante el rodaje de «G.I. Joe» se le incendiaron las tetas en una explosión que funcionó mal. Pero se ha recuperado. «Están bien», tranquilizó a sus fans.
Tetas ardiendo. Bah, la televisión española es más divertida. Belén Esteban ha vuelto de Peñíscola a lo grande. Estaban hablando en «Sálvame» del bautizo del nieto del rey Constantino, surgió el Peloponeso y Jorge Javier, que suele hacer exámenes sorpresa igual que la policía pide el DNI, preguntó que dónde estaba el Peloponeso. Según Belén Esteban, en San Blas. La calle Peloponeso está en San Blas.
Es muy grande.
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