Motín vecinal contra el alcalde de Pinto
Ayer comenzaron las fiestas de la localidad de Pinto, que estuvieron bañadas por el descontento de un pueblo que no admite las justificaciones del Ejecutivo municipal para el recorte presupuestario de sus fiestas patronales. Y mucho menos, que esa reducción haya acabado con los tradicionales ... encierros y novilladas de los pinteños. Los vecinos del municipio amenazaron con boicotear el pregón, y así lo hicieron. Cerca de 2.000 personas se reunieron en la plaza del ayuntamiento. La tensión se cortaba con un cuchillo, sobre todo, entre los jóvenes de las peñas.
Eran las 21.30 horas cuando el alcalde pinteño, Juan José Martín (PSOE), salió al balcón consistorial. De repente, lanzamiento de huevos, tomates, botellas, hielos, silbidos, pitidos, abucheos y gritería de los lugareños hacia el regidor y su comitiva. Entre las frases arrojadas por los ciudadanos se escuchaba: «Alcalde, muérete»; «Alcalde, dimisión». Juan José Martín tuvo que resguardarse en el interior del edificio consistorial para evitar los objetos y líquidos voladores.
Dentro, a través de un micrófono, intentó calmar a la malhumorada muchedumbre. Cada vez que el primer edil intentaba pronunciar palabra, el ambiente volvía a caldearse. En su primera intervención, el alcalde socialista aludió al hecho de que la gente que había provocado los disturbios no era de Pinto, sino de otros puntos. Los vecinos se calmaron cuando salieron los pregoneros, dos actores de la serie «Cuéntame», Manuel Cal y Roberto Cairo, que pudieron leer el manifiesto sin incidentes. Pero cuando volvió a intervenir el alcalde, los pinteños contraatacaron. Nuevamente desde el interior del recinto, Juan José Martín justificó el motivo de por qué se habían suprimido los encierros. Unos festejos que, como ya contó días atrás, están marcados por el «criterio de austeridad». El público se mostró inclemente ante las explicaciones. El alcalde, finalmente, tuvo que salir escoltado, según divisaron los vecinos, por seis o siete policías.
Martín ya alegó en su momento que la «inseguridad de no poder hacer efectivo tanto el pago de la factura del 2008 como la que se generaría por su celebración en 2009», les había obligado a adoptar una «dura» decisión, que «no es definitiva». Por su parte, el alcalde mostró su convencimiento de que «en el próximo ejercicio presupuestario de 2010, los ciudadanos podrán disfrutar de unos festejos taurinos como hasta ahora se habían producido en Pinto».
«Lamentable y vergonzoso»
Miriam Rabaneda, ex alcaldesa de la localidad, acudió a la inauguración de las fiestas con su familia. «Ha sido lamentable y vergonzoso», comentaba a este periódico. Según la portavoz popular de Pinto, «todo esto ha ocurrido por la eliminación de los encierros».
Rabaneda asegura que se había aprobado en una junta de gobierno «que al menos iba a haber un encierro y una corrida. Hasta hace quince días todos pensábamos que iba a a ser así, pero hubo un cambio de decisión en el último momento». Según cuenta, incluso las peñas se comprometieron a recaudar el dinero para que los encierros siguieran adelante. «Todos se han sentido engañados y esta situación refleja el malestar de Pinto. Han jugado con las ilusiones de la gente y todos han acordado boicotear el pregón para pasarle factura», manifiesta la ex alcaldesa.
Un incidente inédito
Manolo, vecino de la localidad desde hace 26 años, estuvo presente en la «fiesta de película», como la califica. Nunca ha vivido un hecho como el de ayer, asegura. Forma parte de esa gran mayoría descontenta con el Gobierno municipal. «Dicen que no tienen dinero para las fiestas del pueblo, pero sí para meter a cargos de confianza de gorra y para escoltas y para que algunos del tripartito no se bajen el sueldo», amonesta Manolo.
A las 22.00 horas, con la plaza del ayuntamiento pintada por el resto de las armas de la contienda (cáscaras de huevos, tomates espachurrados y líquido derramado), las aguas volvieron a su cauce. «No creo que el alcalde se dé muchos paseítos por el recinto ferial», decían algunos vecinos.
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