El «Tato» Abadía, «el abuelo» de la Liga
Nada de galáctico. El 'Tato' Abadía encarnaba todo lo contrario a ese 'glamour' y figureo de muchas estrellas del fútbol actual. Era la antítesis del 'crack' balompédico. Pero la estética no hace a los grandes jugadores, y el oscense es una prueba de ello. Calvo ... y con bigote, con la camiseta por fuera y con unas maneras poco ortodoxas, jamás sería objetivo de los focos de la prensa rosa. Él no vendía camisetas, pero se dejaba la piel en el campo.
Nacido en Binéfar, Huesca, el 15 de abril de 1962, Agustín Abadía Plana comenzó su carrera futbolística en el equipo de su ciudad en 1980. Militó cuatro temporadas en el Club Deportivo Binéfar y contribuyó a su ascenso a Segunda B.
Abadía volvió a ascender de categoría en 1984. Eso sí, con otro club, ya que despertó el interés de varios equipos y finalmente se hizo con sus servicios el C.D. Logroñés, equipo al que estuvo ligado hasta 1993 y con el que subió a Primera División. Tuvo un pequeño paréntesis en su trayectoria con los riojanos en la temporada 89-90, cuando el Atlético de Madrid se fijó en él y decidió ficharlo. Sin embargo, disputó muy pocos partidos y no terminó de cuajar como colchonero.
Al año siguiente volvió a enfundarse la camiseta rojiblanca, pero cambió el pantalón azul por el negro del club de Logroño, colores con los que se identificará siempre a este polivalente volante izquierdo que suplía su falta de técnica con sacrificio, pundonor y coraje.
Precisamente ese desgaste y ese carácter luchador contribuyó a la mayor gesta protagonizada por Abadía. Ocurrió nada menos que en el Santiago Bernabéu -qué mejor escenario para encumbrar a un futbolista-, el 14 de marzo de 1993. El Real Madrid ganaba al Logroñés por 2-0, pero dos milagrosos tantos del oscense hicieron posible el empate. Uno de los goles fue más efectivo que efectista, en consonancia con la forma de jugar del anotador, ya que entró en la portería dando varios botes. Él mimo lo reconoció: "La pegué mordida". Merced a esta hazaña formó parte esa semana del once ideal de la revista France Football .
En la temporada 93-94 vuelve a Segunda para ayudar a ascender al 'Compos'. El 'Tato' cotribuyó a que el conjunto gallego subiera a la máxima categoría. Abandonó la S.D. Compostela en 1996, año en que volvió al Logroñés. Permaneció un curso más con los riojanos y acabó su carrera deportiva en 1998, en el equipo que lo vio formarse como jugador, el C.D. Binéfar.
Su etapa como entrenador
Con casi 250 partidos disputados en Primera y trece tantos anotados, una vez colgadas las botas, Agustín Abadía siguió pisando los campos de fútbol desde la banda. También fue en el club de su ciudad donde comenzó su carrera como entrenador. En 2002 dejó el Binéfar para volver al Logroñés, esta vez sentado en el banquillo. Con un paréntisis de dos temporadas en el Girona, en 2005 recala de nuevo en la entidad riojana. Sin embargo, los problemas económicos de este histórico del fútbol español provocan su marcha definitiva del conjunto rojiblanco en 2008.
Actualmente dirige al C.D. Calahorra. Pero su faceta más conocida es la de futbolista. Humilde y entrañable, de pocas cualidades técnicas pero grandes dotes de esfuerzo y sacrificio. Mediocentro polivalente -un auténtico pulmón para el equipo-, el 'Tato' tenía un aspecto más propio de un tabernero que de un jugador. Pero él no servía copas, sino asistencias. Cuando los transistores resonaban con aquel mítico sonido de “gol en Las Gaunas”, a mucha gente se le venía a memoria la imagen de un hombre calvo y con bigote que a veces pasaba desapercibido y otras, como aquel día en el Bernabéu, se erigía en el héroe de la jornada.
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