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Valladolid también se rinde ante el «Boss»

Valladolid también se rinde ante el «Boss»

«Buenas noches, Valladolid. Qué bueno estar aquí. Esta noche la vamos a romper todos, con música, espíritu y ruido. ¡Nosotros ponemos la música y vosotros el ruido!». Igual que hace unos días en el primer concierto de su gira española en San Mamés, anoche el «Boss» repitió el mismo guión -con cambios adaptados para la ocasión-. También intentó hacer un guiño a la ciudad al estilo de la particular versión que hace una semana interpretó de la canción «Desde Santurce a Bilbao». Lo hizo con algo parecido a un pasodoble, protagonizado por un acordeón. No hacía falta tanto esfuerzo ante un público que ya estaba en su bolsillo desde horas, días y meses antes.

Bruce Springsteen puso su dosis de buena música, de excitante rock y de inagotable energía y el Estado José Zorrilla, a rebosar, vibró como nunca. La tormenta que descargaba por la mañana en la ciudad del Pisuerga daba paso en la noche a otra tormenta, esta vez de voz y notas, que, por cierto, sonaban en esta ocasión mejor que en anteriores giras. Y es que, pese a ser el penúltimo concierto de su gira la E Street Band no acusó el cansancio. Tampoco su director de orquesta, cuyo torrente de voz prometía al cierre de esta edición, espectáculo para largo.

Al igual que en algunas de sus anteriores citas «Badlands» fue su primera canción, mientras las pantallas recreaban la atmosfera de áridos desiertos lejanos. Esta atmósfera resurgía con la épica «Outlaw Pete», en la que el «Boss» se caló un sombrero vaquero. Poco «atrezzo» más se añadió. Tampoco el escenario impresionaba por su montaje -con dos grandes pantallas-, pero Bruce Springsteen no necesita más. Sabe acercarse físicamente, pero sobre todo emocionalmente a sus incondicionales. Y ayer lo volvió a hacer con un repertorio de grandes clásicos donde no faltaron «Johnny 99», en una versión más guitarrera, y «Hungry heart», donde animaba al público a seguirle.

El público manda

Tal vez porque ha querido hacer de la gira más larga de su vida un «revival» de sus mejores temas, tal vez porque su último álbum ha tenido tantos detractores como defensores, fueron mínimas las aportaciones de «Working on a dream», una práctica hasta ahora inédita en la trayectoria de Springsteen. De ese album sí que tocó la canción que da nombre al disco mientras estaba anocheciendo en Valladolid y bajo un firmamenteode estrellas que reproducían las pantallas

Fue después de la canción. «Tratted» cuando volvió a repetir la costumbre de la anterior gira, recogiendo sugerencias que el público había escrito previamente en carteles. Algunas de ellas, seguro que las cantaría a lo largo de la noche.

Lo que no se puede dudar es que ayer volvía a darle a las cerca de 30.000 personas que acudieron a Zorrilla otro de sus grandes directos.

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