Tom Watson, de 59 años, a batir todos los récords

Lo del Open Británico es para escribir un libro. Su tradición es tanta e impregna de tal manera a sus ganadores que hace que revivan en cuanto llega el mes de julio. Vuelven a tener el espíritu competitivo de antaño sin importarles el carné de identidad. Hasta nueve han pasado el corte este año y eso que algunos ya están fuera de onda como Lehman, Calcavecchia o Daly.

El año pasado Greg Norman estuvo a punto de volver el reloj hacia atrás y se quedó a las puertas de renovar su título a los 53 años, pero éste se ha producido una vuelta de tuerca más: Tom Watson está a punto de lograrlo a los 59.

El veterano estadounidense, que ya tiene cinco Jarras de Clarete en su haber, ganó en este campo del mar de Irlanda en 1977 y sabe perfectamente cómo sacarle el mejor partido. Bolas al centro de calle, tiros de aproximación a botar corto de «green» y luego «putts» kilométricos interpretando de maravilla las caídas. Quienes le vieron patear en sus mejores tiempos dicen que áun lo hacía mejor entonces... El caso es que en 2009 se está quedando sin rivales. Si el viernes ya se despidió Tiger del torneo, ayer lo hicieron otros pesos pesados como Harrington o García, que cayeron con estrépito en las garras del viento. El campo se defiende de los nuevos materiales y de los pegadores y busca a artistas capaces de interpretar sus secretos. Algo que a día de hoy sólo han logrado siete golfistas, los héroes que están bajando del par después de tres jornadas.

Lástima que los tres españoles que quedaban no aguantaran el tipo. Primero cayó Fernández-Castaño, al que los tapetes le nublaron la tarjeta (más 3); después, Sergio perdió la confianza en el peor momento (más 6), lo mismo que Jiménez, que en tres hoyos nefastos (14, 15 y 16) arruinó un campeonato que se le presentaba de cara.

Si vence, Tom sería el más viejo ganador de «major». Elemental, mi querido Watson.