«Estoy destrozado por tener a mi hijo muerto en brazos»
Mohamed abandonaba ayer compungido el domicilio familiar para recoger los restos mortales de su hijo en el hospital Gregorio Marañón, después de que un «terrorífico error» acabara con la vida de Ryan, el bebé de Dalila, primera muerta por gripe A en España
La tragedia rompía la mañana. Ha muerto Ryan, el bebé de Dalila. Poco después de conocerse la terrible noticia el padre, Mohamed El Ouriachi, se encontraba a la entrada de su domicilio con ABC. Visiblemente consternado, con la mirada perdida en el vacío, explicó que ... se encontraba «destrozado» porque acababa de tener a su hijo recién fallecido «entre sus brazos» -con gestos apoyaba sus palabras pues el dolor entrecortaba el tenue hilo de su voz-. Apenas podía hablar. Apenas levantó la cabeza.
Tan sólo entre sollozos y en conversación telefónica con el corresponsal de ABC en Rabat, Luis de Vega, acertó a decir: «Primero perdí a mi mujer, ahora he perdido a mi niño... Ahora sí que he perdido todo».
«La puerta del paraíso»
Ryan, cuyo nombre significa «la puerta del paraíso», era «la única razón para vivir que tenía Mohamed», así lo había asegurado a este periódico el pasado 1 de julio, tras la muerte el día anterior por el virus H1N1 de su esposa Dalila en el mismo hospital madrileño en el que ayer moría su hijo, el Gregorio Marañón. «Ella hubiera querido que luchara por el pequeño Ryan», explicaba el joven viudo. Trece días después le han arrebatado su esperanza. La «puerta del paraíso» se ha cerrado.
Un «terrorífico error» sanitario, tal y como explicaba el director gerente del hospital, Antonio Barba, fue la causa de la muerte del bebé, que se encontraba en cuidados intensivos en el sanatorio.
«Negligencia sin excusa»
En la rueda de Prensa ofrecida en el hospital y claramente compungido, el director explicaba que el responsable de enfermería, «por un error que se desconoce», se equivocó con la medicación, de tal forma que al pequeño «se le suministró una fórmula láctea, específica para niños prematuros, por vía intravenosa, cuando debería habérsele suministrado por vía nasogástrica». Según el gerente, «esta gravísima negligencia no tiene excusa».
El error, que tuvo lugar en torno a las 21,00 horas del pasado domingo, fue detectado algo más de una hora después, sobre las 22,10 de la noche, y desde ese momento el equipo se puso a trabajar con el bebé «intentando limpiar su sangre»; sin embargo, todos los intentos fueron en vano y el pequeño falleció a la mañana siguiente sobre las 12,30 horas. El hospital asume «todas las responsabilidades tanto humanas, como patrimoniales» con la familia del pequeño.
Dos enfermeras expulsadas
El grave acontecimiento, el «inexplicable error médico en un hospital como el Gregorio Marañón», en palabras del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes, no se puede entender. Por ello motivó que momentos después visitara el domicilio de Mohamed El Ouriachi para ofrecer sus condolencias por la «espantosa pérdida».
A las tres de la tarde el consejero le trasladaba su «cariño personal». Casi tres horas después, cerca de las seis de la tarde, también a la entrada de la vivienda de la familia de Dalila, Güemes explicaba a ABC que «hace tres semanas el joven matrimonio tenía una vida por delante y hoy, un error dramático, terrible, trágico, e inexplicable en una unidad de cuidados intensivos de la categoría de la del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, viene a sumar más dolor a la pérdida de esta familia destrozada».
Por ello, aseguró que «las dos enfermeras que atendían al bebé Ryan habían sido apartadas de su puesto en virtud de la investigación puesta en marcha por la Consejería de Sanidad. Y agregó que, «como es su obligación, los hechos se han puesto en conocimiento del juzgado de guardia».
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