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Los obispos vascos rinden homenaje a 14 curas fusilados por las tropas de Franco

Los obispos vascos rinden homenaje a 14 curas fusilados por las tropas de Franco

Los obispos vascos pidieron ayer «perdón» por el «injustificable silencio de los medios oficiales de nuestra Iglesia» tras la ejecución de catorce sacerdotes en el País Vasco por parte de las tropas franquistas entre 1936 y 1937, una actitud que, en su opinión, «no ha sido sólo una omisión indebida, sino también una falta a la verdad, contra la justicia y la caridad».

La Iglesia vasca, representada por los obispos de Bilbao, Ricardo Blázquez; San Sebastián, Juan María Uriarte; Vitoria, Miguel Asurmendi; y el obispo Auxiliar de Bilbao, Mario Iceta, celebraron en la Catedral Nueva de Vitoria una misa funeral en memoria de estos religiosos. A la ceremonia, que contó con la presencia de más de 200 sacerdotes, asistieron la portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia, y el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, informa Ep.

«Curar heridas»

La misa funeral estuvo dedicada a Martín Lecuona Echabeguren, Gervasio Albizu Vidaur, José Adarraga Larburu, José Ariztimuño Olaso, José Sagarna Uriarte, Alejandro Mendicute Liceaga, José Otano Míguelez, José Joaquín Arín Oyarzábal, Leonardo Guridi Arrázola, José Marquiegui Olazábal, José Ignacio Peñagaricano Solozábal, Celestino Onaindía Zuloaga, Jorge Iturricastillo Aranzabal y Román de San José Urtiaga.

En su homilía, el obispo Asurmendi destacó que estos religiosos «no contaron en su día con una celebración pública de exequias» y que «durante años sus nombres fueron relegados al silencio». Según explicó, la ceremonia no pretende «reabrir heridas», sino «ayudar a curarlas o aliviarlas». «Queremos contribuir a la dignificación de quienes han sido olvidados o excluidos y a mitigar el dolor de sus familiares y allegados. Queremos pedir perdón e invitar a perdonar», subrayó.

Aunque reconoció que los detalles sobre «las dolorosas circunstancias» que rodearon la muerte de estos sacerdotes son desconocidos, destacó que «el testimonio de muchos de sus feligreses y compañeros pone de relieve que fueron apresados cuando ejercían su ministerio». Asurmendi explicó que en el Boletín Oficial de la Diócesis del 15 de octubre de 1936, «sólo consta el fallecimiento de los dos primeros sacerdotes que fueron fusilados», ya que después «se extendió sobre todos ellos un lamentable silencio de largos años».

Rechazo a la violencia

En su homilía, y en referencia a la Guerra Civil, el obispo de Vitoria explicó que «al rememorar los dolorosos efectos de aquella contienda que nunca debió producirse, nuestra mirada está también puesta en el futuro». De esa forma, solicitó a Dios «la fuerza necesaria para rechazar siempre la violencia como medio de resolución de las diferencias y conflictos».

Antes del acto, la consejera de Justicia y Administración Pública, Idoia Mendía, explicó que, con su presencia en la ceremonia, el Gobierno vasco pretende evidenciar que «la paz y la reconciliación sólo se construyen desde la memoria» y que «nunca es tarde para construir la memoria y no olvidar a las víctimas». Destacó que los sacerdotes ejecutados «fueron fieles a sus ideas y fueron asesinados injustamente», por lo que el homenaje, dijo, «cierra un ciclo».

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