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CR9 dejó pequeño el Bernabéu

Lo nunca visto. El único precedente, quizá, para recordar un ejemplo de algo similar hay que remontarse a un lejano 5 de julio de 1984 en el que muchos de los aficionados que la noche de este lunes quisieron ver de cerca a Cristiano Ronaldo todavía no habían nacido.

Aquella noche era Diego Armando Maradona -posiblemente el mejor jugador de todos los tiempos con permiso de Pelé- quien se enfundó la elástica del Nápoles para desatar la histeria colectiva. Ahora, 25 años después, la historia se ha repetido con un joven portugués, que se ha convertido en el fichaje más caro de la historia del fútbol .

El gran icono mediático, el futbolista que el Real Madrid ha fichado para volver a reinar en el fútbol mundial , pisó por primera vez el césped de su nueva casa para placer de sus seguidores y envidia del resto de equipos.

En el momento en el que la estrella del nuevo proyecto de Florentino Pérez saltó al campo del coliseo blanco, más de 80.000 gargantas se desgañitaron para corear el nombre de su nuevo ídolo, el mismo que parece ser llamado, junto con otras figuras como Kaká o Benzema, a reverdecer viejos laureles.

Una presentación acorde a las circunstancias. Y a los millones desembolsados en su fichaje , por supuesto. El portugués salió luciendo el '9' a la espalda con el nombre de "Ronaldo" mientras una afición totalmente entregada coreaba: "Sí, sí, sí, Ronaldo ya está aquí".

La presentación batió todos los récords de presencia de aficionados , pues ya desde primeras horas de la mañana cientos de seguidores se habían ubicado en las puertas del Santiago Bernabéu a la espera de la apertura del estadio, fijada para dos horas antes de la presentación, dejando incluso pequeño a la vivida la semana pasada con Kaká como protagonista.

Si para relatar la llegada de Kaká al Santiago Bernabéu fue necesario elevarlo a la categoría de Mesías, lo de Cristiano Ronaldo pasa directamente a la hagiografía, a lo divino, a lo sublime. Es el márketing personificado, que ha eclipsado por completo la gran temporada del F.C. Barcelona.

Desde media tarde, más de 20.000 aficionados sorteaban la irreductible solana que azotaba Madrid. Con pipas, hamburguesas y demás piscolabis trataban de soportar la larga espera. Pero desde bien temprano en la mañana ya había quien hacía cola. Como si de AC/DC o los mismísimos Rolling Stones se tratara.

Al final, el resultado superó las previsiones. Una hora antes del acto oficial se tuvieron que cerrar los accesos. Y, tras el éxtasis, llegó la calma, solo empañada por la aparición de varios espontáneos, que miembros de seguridad tuvieron que reprender. El resto de calificativos sobran: Histórico, locura , éxtasis. Todo se quedó pequeño.

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