«Quiero los papeles para la madre de Dalila porque nuestro hijo la necesita»
Mohamed, el joven padre de 21 años, se siente desamparado para cuidar de su recién nacido, Ryan, y espera que su suegra le ayude. Destrozado por la pérdida, amenaza con demandar a los médicos que trataron a su mujer
Aún con el rostro empapado, secándose las lágrimas, Mohamed Mimouni confiesa que no le quedan «ganas de vivir», pero que «lo tiene que hacer por su niño». Asegura que es lo que ella hubiera querido y él «no le puede fallar».
A poco más de ... veinticuatro horas del fallecimiento de Dalila, Mohamed, visiblemente destrozado, explica a ABC en su casa del madrileño barrio de Moratalaz, que no sabe cómo afrontará el futuro con el pequeño Ryan si no consigue que su suegra se quede a vivir con él en Madrid. Por este motivo se iba a reunir, minutos después de esta conversación, «con las autoridades españolas para solicitar los papeles» para la madre de su mujer, una enfermera afincada en Marruecos. Necesita que ella cuide a su nieto, porque él no puede ocuparse todo el día del bebé y además, «quiero que esté conmigo», agregaba.
Unidos por el deporte
Mohamed nació en España donde residen sus padres desde hace más de 30 años (su abuelo fue el primero en llegar al país hace ya medio siglo), conoció a su mujer hace cinco años. El mismo tiempo que ha transcurrido desde que su suegro falleció en Tarragona. Dalila, que cumplía 20 años el mismo día en que nació su pequeño, y Mohamed se conocieron mientras practicaban deporte. Ella era atleta, y él «muy aficionado». Recuerda que quedó prendado en seguida, debido a la notable «belleza» de la muchacha y su «encantadora personalidad» -algo en lo que coinciden otros familiares de la joven- y en cuanto pudieron se casaron.
El matrimonio empezaba su vida lleno de ilusión. En los últimos meses Mimouni preparaba las oposiciones para Policía Local (antes trabajó en la construcción como montador de pladur), pero tras el acontecimiento lo dejará en suspenso. «No busco trabajo ahora mismo porque no tengo fuerzas, sólo quiero estar con mi hijo». Más adelante, cuando Ryan salga del peligro, y pase un poco la tormenta, retomará la actividad.
«Lo que más me duele es la manera en que ha muerto». El apenado marido siente que en los hospitales nunca le han hecho el suficiente caso cuando acudía con su mujer «llena de dolor», expresa mientras sugiere un cierto trato discriminatorio. «Sólo quiero un poco de justicia, para ella y para cualquiera que acuda a urgencias aquejado de los mismos síntomas». Para él, los médicos debían haberse preocupado por averiguar antes la dolencia que mantenía en vela a Dalila por las noches. Y aunque ella no se quejaba, «no se le paraba el dolor y aguantó mucho antes de que la tuvieran que llevar a urgencias con más de 39 grados de temperatura».
Mohamed realizaba estas delaraciones momentos antes de acudir a la Consejería de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid. El viceconsejero, Gabriel Fernández Rojas, les transmitió sus condolencias y el apoyo de du Departamento en estos difíciles momentos.
La versión de la familia
Los familiares no abandonan ni un momento al recién enviudado. Un ir y venir continuo de familiares y amigos se percibe en las escaleras del edificio. Cada uno ayuda con los que puede, comida y apoyo moral. En el vecindario no cesaban los comentarios y varios vecinos se preguntaban si los periodistas que subían «no tenían miedo a contagiarse». Por su parte, los más allegados a la familia, sostenían en todo momento y al hilo de las palabras de Mimouni que Dalila «no había muerto de gripe A y que no era asmática, que era una gran deportista».
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