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AI indigna al Congreso al llamar a la banda asesina «grupo armado vasco»

El lunes por la mañana llegaban los primeros diputados al Congreso para preparar el trabajo del último Pleno ordinario antes del paréntesis veraniego. En la mente de todos, otro fin de semana marcado por el terrorismo de ETA, que el viernes había asesinado con la crueldad extrema que caracteriza a sus pistoleros al policía Eduardo Puelles. Todos los grupos parlamentarios, sindicatos y empresarios se reunieron ese mismo día en el Congreso para condenar el último asesinato de los terroristas. La voz de la viuda, alta y clara, cargada de coraje, resonó por toda España: «Lo único que han conseguido es dejar dos huérfanos y una viuda, no van a conseguir nada más porque gracias a Dios hay mucha gente como mi marido y no van a poder con ellos».

Uno de estos diputados de fuera de Madrid entró en su despacho del Congreso y sobre su mesa se encontró el último informe de Amnistía Internacional (AI) sobre «el estado de los derechos humanos en el mundo». Hojea el libro de casi 500 páginas y llega al capítulo de España. Comienza así: «Seguían siendo frecuentes los informes de tortura y otros malos tratos a manos de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley. Continuó utilizándose la detención en régimen de incomunicación. El grupo armado vasco Euskadi Ta Askatasuna (ETA) prosiguió con su campaña de violencia y reivindicó cuatro homicidios».

«Grupo armado vasco». «Cuatro homicidios». La indignación va en aumento. En un apartado que titula «Abusos cometidos por grupos armados», se dice: «ETA se declaró responsable del homicidio de cuatro personas en 2008 y de numerosos atentados con bombas». «Dos militares -sin nombre para AI- murieron en sendos atentados con bomba». Continúa: «Isaías Carrasco, ex concejal del PSOE, murió por disparos en el País Vasco en un atentado reivindicado por ETA. Recibió varios disparos frente a su casa en Mondragón».

«Murió por disparos». El texto podría estar firmado en «Gara». AI Internacional prosigue: «Ignacio Uría murió por disparos. ETA reivindicó la autoría del crimen».

Y añade: «Tanto el relator especial de la ONU para la protección de los derechos humanos en la lucha contra el terrorismo como el Comité de Derechos Humanos de la ONU expresaron su preocupación porque la definición de terrorismo en algunos artículos del Código Penal español podía incluir actos que no debían englobarse en esta categoría». ¿Qué actos? No especifica. Además, recoge «los llamamientos a España para que aboliera la legislación que permitía la detención en régimen de incomunicación de personas acusadas de delitos de terrorismo».

AI no dedica ni una palabra a los derechos humanos de las víctimas del terrorismo, ni de los amenazados y perseguidos en el País Vasco, que se ven obligados a vivir con escolta permanente.

El diputado de (UPN) Carlos Salvador registró el jueves pasado varias preguntas escritas dirigidas al Gobierno, como ya hizo hace un año cuando recibió el informe de 2008 de esta ONG. Salvador pregunta al Ejecutivo de Zapatero qué gestiones entonces para comunicar a Amnistía Internacional la naturaleza como organización terrorista de ETA, y qué respuesta obtuvo.

Inquiere qué opinión le merece al Gobierno la reiteración por parte de AI en la denominación de la banda terrorista, aun tras haber sido informada del carácter criminal de ETA. «¿Qué nuevas medidas tiene pensado llevar a cabo el Gobierno para volver a requerir a AI que trate las cosas por su nombre?», añade. Por último, pregunta al Gobierno si le consta que la ONG cuente con ayudas públicas.

I nforme reincidente

Hace un año, el Gobierno contestó a Salvador otras preguntas sobre el mismo asunto: «El Gobierno conoce y presta, como no puede ser de otro modo, la debida atención al contenido del último y de los anteriores informes de AI (...)». El Ejecutivo añade que a Amnistía Internacional se le ha manifestado «reiteradamente que la calificación de «terrorista» es la única que corresponde aplicar a ETA».

Lo cierto es que el último informe ha causado irritación entre muchos diputados, hartos de la ambigüedad y equidistancia en que se mueven ciertas ONG como ésta, con un lenguaje hiriente hacia las víctimas e insultante para la mayoría. Recuerdan que no es la primera vez que Amnistía Internacional se expresa así al referirse a los etarras, sin que las llamadas del Gobierno hayan tenido efecto.

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