Fallece Crémer, un siglo de literatura
El escritor burgalés moría ayer en un centro hospitalario de León, ciudad donde vivía desde su infancia, tras ser ingresado el lunes pasado. El escritor y periodista Pedro Trapiello, que estuvo junto a Crémer hasta su fallecimiento, señaló a este periódico que el poeta mantuvo ... su entusiasmo hasta el último momento, pues tal era su ansia por escribir que «no tenía ni tiempo para morir». De hecho, ayer volvió a aparecer su artículo diario en El Diario de León. Trapiello recordó que a pesar de las muchas penalidades que sufrió «sobre todo en la posguerra» «nunca vivió arrodillado y mantuvo la dignidad». En cuanto a su obra, esencialmente poética, afirmó que frente a otros autores «que van en coche y carroza, Crémer estaba en contacto con sus paisanos».
Nada más conocerse la noticia, el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, a través de una nota de prensa, subrayó de Crémer «su intensa y difícil vida de más de cien años que le había convertido en un personaje, casi de leyenda, que muchas veces no dejaba ver a la persona. Temible dialéctico, usaba como pocos la ironía y el sarcasmo. Pero al poco aparecía el sentimiento del poeta siempre inquieto por el sentido de la vida», sostuvo Herrera, que calificó como «privilegio» el haberle conocido.
La consejera de Cultura Salgueiro, le definió como «referente y memoria viva del último siglo», a la vez que recordó su «generosidad, por encima de sus momentos de dolor, sin hacer de ello algo negativo».
Por su parte, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, transmitió su «hondo pesar» por el fallecimiento ayer a los 102 años del escritor Victoriano Crémer, una figura de la literatura nacional que calificó como un «activista cultural» en «momentos muy duros de nuestra historia».
Rodríguez Zapatero, en un telegrama enviado a la familia de Crémer, valoró su papel en aquel momento en el que España era una «triste provincia» donde los españoles «no podían tomar decisiones». Por eso destacó a Crémer como un «agitador de conciencias» que, «con la inercia de la costumbre, pueden acabar atendiendo a los sueños».
Destino irreal
El escritor leonés Luis Mateo Díez, sostuvo que con el fallecimiento de Crémer, «se muere con más de cien años», no queda un «vacío», sino una «huella que marca un destino un poco irreal». Por su parte, el también leonés, Julio Llamazares, aseguró que la noticia es «triste para todos los escritores» de esta tierra, ya que fue uno de los «iniciadores de una época de las letras con pocos parangones en la historia de la provincia». Sin embargo, en declaraciones a Efe, observó que la literatura «no muere con los autores» porque la obra tiene «voluntad de perdurabilidad» y siempre «habrá un libro para leer».
El escritor abulense y Premio Cervantes José Jiménez Lozano destacó la faceta poética de Crémer y, en declaraciones a Efe, se refirió a que era uno de los representantes «del mundo de poetas y escritores en torno a la vieja Espadaña», que era «excelente».
Por su parte, Andrés Trapiello, escritor leonés afincado en Madrid, recordó que «en su poesía está la expresión del dolor», fruto de los padecimientos sufridos durante la Guerra Civil y la posterior represión franquista «en un León levítico y militarizado», padeciendo prisión en el ahora Hostal San Marcos y estando condenado a muerte en varias ocasiones, años en los que «tuvo que estar con los vencedores siendo un vencido».
A pesar de ello, en Crémer, tal como recordó el escritor Gustavo Martín Garzo, «sus poemas son portadores de vida, esperanza y fuerza por encima de sus sufrimientos». Coincidiendo con el autor vallisoletano, la leonesa Elena Santiago, recordó que «por mal que estuviera siempre levantaba la cabeza, con su genio, pero sin molestar».
Múltiples oficios
Nacido en Burgos, en el año 1907, de padre ferroviario, siendo un infante los Crémer se trasladaron a León, donde Victoriano ha residido hasta su fallecimiento ayer. Con una vocación literaria incontenible, en sus primeros años como literato tuvo que trabajar en diversos oficios para poder alimentar a los suyos, ejerciendo de vendedor de periódicos, dependiente de una farmacia, tipógrafo, poeta y principalmente de periodista.
Cuando el campo de la libertad estaba en barbecho en España, Crémer, junto a González de Lama y Eugenio de Nora fundó en la difícil etapa de la posguerra la revista «Espadaña», un oasis literario y donde se publicaron versos de Pablo Neruda, César Vallejo o Blas de Otero.
Además de mantener hasta horas antes de su muerte su labor como articulista, que ronda más de 25.000 artículos -ha dejado una veintena para publicar en los próximos días-, la faceta literaria se centro fundamentalmente en la poesía, de un tono social y existencial, desde 1951 («Nuevos cantos de vida y esperanza») hasta 2009 («Los signos de la sangre»). (Calambur), de próxima publicación, que es una magna recopilación poética de la obra del autor, desde 1944 hasta ahora, y consta de dos tomos que acumulan 1.500 páginas de poesía, y en la que el propio autor estuvo trabajando hasta hace unos días.
En este sentido, la poeta palentina Esperanza Ortega calificó a Crémer como «obrero de la poesía», pues «no vivió de la poesía sino vivió para la poesía». En su opinión, la figura literaria del autor desaparecido «recorre toda la poesía del último siglo».
Sin embargo, Pedro Trapiello, amigo íntimo de Crémer, apuntó que «quizá debería haber escrito menos, pues era tal su producción que podíamos acabar acostumbrándonos al lujo de sus escritos». Claro que esa cotidianidad con las letras de Crémer llevó en su tiempo «a que sus «Cartas a Federica», de Radio León, fuesen un parte de obligado escucha para los leoneses», indicó Trapiello.
Para Óscar Esquivias, la trayectoria de Victoriano Crémer es «ejemplo de vocación literaria extrema», que a lo largo de su vida le han merecido varios reconocimientos como el Premio Nacional de Poesía Leopoldo Panero (1963), el Premio Castilla y León de las Letras (1994), hasta el reciente Premio Gil de Biedma del año pasado.
Uno de los valores del Crémer según el autor burgalés es «su enorme afán de comunicación, pues no se escondía detrás de los versos, por lo que siempre fue consecuente». Sin embargo, para el narrador Óscar Esquivias el libro más importante de Victoriano Crémer es «Cualquier tiempo pasado» (2003) que le permitió documentarse para su libro «Inquietud en el Paraíso».
Memoria histórica
A pesar de ser una víctima del franquismo y de la inquina irracional de los vencedores por su pasado anarcosindicalista y haber sido secretario del Ateneo Obrero Leonés, nunca hizo de ese pasado «una veta a explotar», precisó Pedro Trapiello, que subrayó como la Memoria Histórica, promovida por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, -Crémer era gran amigo de su padre Juan Rodríguez- no le convenció pues «él vio que podría promover cierto oportunismo».
Funeral para el lunes
El secretario regional del PSOE. Óscar López, destacó su obra «comprometida» y su «visión crítica». El mandatario socialista expresó su pesar por la pérdida del Victoriano Crémer, «uno de los grandes poetas de la Comunidad». También expresaron sus condolencias el alcalde de León, Francisco Fernández; la presidenta de la Diputación, Isabel Carrasco, y el obispo de León, Julián López Martín. El funeral se celebrará el próximo lunes a las 11.30 horas, en la iglesia del Mercado de León.
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