La Administración Obama resucita la energía nuclear en Estados Unidos
El nuevo gobierno de Estados Unidos —junto a su giro radical con respecto a la Administración Bush en materia de lucha contra el cambio climático— ha asumido la necesidad de satisfacer con ayuda de nuevas centrales nucleares las crecientes necesidades energéticas de la mayor economía ... del mundo. Hasta el punto de embarcarse en una significativa inyección de ayudas públicas para empezar a construir la próxima generación de reactores nucleares.
Dentro de lo que se considera como el paso más decisivo en tres décadas para resucitar la industria nuclear de Estados Unidos, el Gobierno federal —a través del Departamento de Energía encabezado por el premio Nobel Steven Chu— se encuentra a punto de distribuir una primera partida de subsidios por valor de más de 13.000 millones de euros entre proyectos de nuevas centrales que podrían empezar a construirse en el 2011, con aspiraciones de entrar en funcionamiento entre el 2015 y el 2016.
De acuerdo con las filtraciones publicadas esta semana por el «Wall Street Journal», las cuatro primeras empresas que van a beneficiarse de estas ayudas federales son UniStar Nuclear Energy, NRG Energy Inc., Scana Corporation y Southern Corporation. En la actualidad, con 104 reactores en activo, un 20 por ciento de la generación de electricidad en Estados Unidos depende de centrales nucleares, porcentaje significativamente inferior al de otros países industrializados como Japón, Alemania y sobre todo Francia, que encabeza el ranking con un 76 por ciento.
Las cuatro empresas seleccionadas ya han determinado emplazamientos para sus reactores dentro de existentes instalaciones nucleares y se encuentran a la cabeza de un nutrido grupo de proyectos presentados ante la Comisión Reguladora Nuclear para recibir las requeridas licencias. En total, 17 empresas han solicitado garantías federales de préstamos por valor de más de 100.000 millones de dólares para la construcción de 21 nuevos reactores.
Energia más limpia
Entre los argumentos utilizados para este impulso nuclear, la Administración Obama insiste en que la nueva generación de reactores nucleares tiene el potencial de reducir de forma apreciable las emisiones contaminantes relacionadas con el efecto invernadero y el calentamiento del planeta. Con todo, el esfuerzo de construcción de nuevas centrales resulta costoso y viene acompañado de toda clase de incertidumbres y controversias.
El desarrollo de nuevas centrales nucleares en Estados Unidos ha estado básicamente paralizado desde el grave accidente registrado en 1979 en las instalaciones de Three Mile Island, Pensilvania. La combinación de resistencia local, costes disparados y el problema de qué hacer con los residuos radioactivos se ha traducido en una sequía absoluta de nuevos reactores. Hasta el punto de no haberse registrado en Washington ninguna nueva solicitud durante más de 25 años consecutivos.
Esta moratoria «de facto» se ha traducido en un significativo retraso de Estados Unidos en los esfuerzos para construir una nueva generación de reactores nucleares, a pesar de haber sido el país pionero en esa tecnología. Los reactores que la Administración Obama quiere subvencionar ahora serían similares a los que ahora ya se están construyendo en lugares como Finlandia, Japón y China. En este sentido, los fabricantes más favorecidos para el emergente mercado estadounidense serían Westinghouse, ahora parte de la compañía japonesa Toshiba, y la firma francesa Areva, donde trabaja la ex ministra española Ana Palacio.
Fuentes renovables
En estos momentos, el Congreso de Estados Unidos —dominado por mayorías del Partido Demócrata en ambas Cámaras— se encuentra debatiendo su tercera ley de energía en cuatro años, sin contar todas las extensas provisiones al respecto incluidas en el paquete de estímulo económico ya aprobado.
Entre los objetivos barajados en este nuevo marco legal figura obligar a que para el 2021 un 15 por ciento de la electricidad provenga de fuentes renovables. El proyecto legislativo también prevé la creación de una agencia federal de financiación de «energía limpia» para subvencionar entre otras cosas la construcción de nuevas centrales nucleares.
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