Suscribete a
ABC Premium

Un acuerdo de Estado

ESTOY convencido de que no existe ámbito más necesitado de un Pacto de Estado, y además urgente, que el relativo a la educación. Una materia desde donde hace demasiados años, quizá desde el mismísimo momento de la elaboración de la Constitución de 1978, la falta ... de responsabilidad institucional, la bandería ideológica, el sectarismo de facción, la ausencia de generosidad de miras y una falta de respeto a padres y alumnos han situado la educación en el furgón de cola de los Estados de nuestro entorno social, económico y político, con quienes nos miramos y debemos competir. Los recurrentes datos brindados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no dejan lugar a dudas: más del treinta por ciento de los alumnos no finaliza sus estudios de bachillerato (frente al 15 por ciento en la Unión Europea), muchos de nuestros estudiantes no alcanzan un empleo vinculado a su formación universitaria y estable, al tiempo que nuestro gasto en educación -a pesar de los incrementos- dista de asemejarse al de nuestros vecinos. A lo que se suma un inaceptable índice de abandono escolar, una deficitaria política de becas, unas retribuciones insuficientes del profesorado, un desafortunado fraccionamiento del mapa nacional, etc., que nos alejan de los objetivos fijados en Lisboa para 2010. El Presidente del Banco Santander, Emilio Botín, dentro de la Junta General de Universia, ratificaba el diagnóstico: «Hay que afrontar una reforma urgente, eficiente y consensuada del sistema educativo». El reto es gigantesco: erigir un modelo de sociedad construida, precisamente, sobre el conocimiento.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia