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«El régimen iraní ha logrado minar su propia legitimidad»

«El régimen iraní ha logrado minar su propia legitimidad»

En esa tradición -muy asidua en la política americana- de libros que sirven como desahogo personal, Richard Haass acaba de publicar unas comentadas memorias en las que detalla todos sus reparos no escuchados a la invasión de Irak.

-Su libro es el análisis de dos guerras: la necesaria y la electivas. ¿Cuál es la diferencia?

-Una guerra de necesidad afecta a los intereses vitales de un país e implica la inexistencia de buenas alternativas al uso de la fuerza. Una guerra electiva es justamente lo contrario. Usualmente los intereses en juego son menos que vitales y, lo que es más importante, existen alternativas a la fuerza como diplomacia, sanciones o no hacer nada.

-Una guerra electiva no es necesariamente algo negativo...

-Efectivamente, una guerra electiva puede ser positiva. Pero mi tesis es que para llevar a cabo una guerra electiva, uno debe tener confianza en que los posibles beneficios son mayores que los costes. Y uno debe creer que el uso de la fuerza militar es la mejor de todas las alternativas. De otra forma, no tiene sentido.

- Usted no cree posible una victoria de EE.UU. en Irak.

-Es verdad que se ha eliminado a Sadam Husein. Pero mi argumento es que el coste ha sido extremadamente alto. Hemos acumulado más de 4.000 muertos y decenas de miles de heridos. Cuando se suman los costes adicionales, hablamos de una probable factura de dos billones de dólares, quizá más. Obviamente también se ha dañado nuestra reputación y se ha generado para Irán una ventaja estratégica en la región. No insisto en que la guerra fuese inútil, yo argumento que fue una mala opción.

-¿Y Afganistán?

-Afganistán, tras el 11-S, fue una guerra de necesidad. Estados Unidos necesitaba expulsar a los talibanes por su complicidad con Al Qaida. Pero después no se hizo mucho más. La Administración Obama ha decidido incrementar dramáticamente su implicación. Y ahora se ha convertido en una guerra electiva. No es necesariamente algo equivocado, y esos esfuerzos cuentan con mi simpatía. Pero con todo, Obama hace más de lo que EE.UU. necesita hacer al convertirnos en un socio del futuro de Afganistán.

- Entre Irán, Pakistán y Corea del Norte, ¿quién representa el mayor peligro internacional?

-Todos son peligrosos, pero el problema más complejo y el que más me preocupa es Pakistán. Irán no tiene armas nucleares, Corea del Norte quizá tiene unas pocas. Pakistán tiene más de cien cabezas nucleares y alberga a las organizaciones terroristas más peligrosas del mundo. Irán y Corea del Norte son nuestros adversarios. Y aunque es difícil sabemos cómo tratar con enemigos. Pero Pakistán es más bien un amigo y en política exterior a menudo es más difícil lidiar con los amigos.

-Entre realista e idealista, cómo calificaría la política exterior de la Administración Obama.

-Mucho más en el lado realista, aunque no es una cuestión de todo o nada. La Administración Obama, en algunos casos, me recuerda al gobierno de Bush padre.

-Qué está pasando en Irán: una revuelta, un movimiento...

-El régimen ha sido demasiado ambicioso y ha cometido un grave error al endosar tan rápidamente los resultados electorales. Ha logrado minar su propia legitimidad, generando preguntas fundamentales en las mentes de los iraníes. Creo que el poder en Irán ha ido demasiado lejos. Mi interpretación es que han sido arrogantes o se dejaron llevar por el pánico sobre los resultados de las elecciones.

- ¿Respalda la aproximación diplomática de Obama hacia Irán?

-No hemos visto mucho todavía. Pero respaldo el principio de que EE.UU. negocie con Irán un techo para su programa nuclear. No creo realista su completa eliminación. La negociación es mejor que la perspectiva de un Irán con ilimitado poder nuclear, o la opción de la guerra.

-¿Cómo valora los esfuerzos de paz para Oriente Próximo?

-En el lado negativo, hay un liderazgo palestino débil y dividido junto a un gobierno israelí muy conservador. No hay mucho con lo que trabajar. Por otro lado, el respaldo de Netanyahu a una solución de dos Estados es un paso adelante y abre posibilidades. No creo que los asentamientos judíos deban convertirse en el centro de estos esfuerzos.

-El gobierno socialista de España ha tenido pésimas relaciones con la Administración Bush. ¿Cómo explica esa animadversión?

-Las aproximaciones filosóficas al mundo de Bush y Zapatero no podían ser más diferente. España pasó de ser un estrecho aliado a justo lo opuesto. No sé si también hubo un problema de personalidades, pero ciertamente hubo un elemento ideológico.

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