Martes, 09-06-09
LA manifestación más conmovedora de la tarde-noche del domingo de las elecciones europeas en España nos llegó, no podía ser menos, de nuestra Gran Dama de la Donosura. Nos dijo Leire Pajín a todos los que siempre la escuchamos que no debíamos preocuparnos por el hecho de que un líder tan poco garboso como es de hecho Mariano Rajoy le hubiera sacado casi cuatro puntos al Rey de reyes, al argonauta europeo supremo, a nuestro Gran Timonel, tan feminista como femenino en su sensibilidad infinita. La razón del consuelo también nos la contó porque al fin y al cabo, las cosas, ya lo decía creo que Julius Streicher, hay que contarlas de forma en que las entienda hasta el oligofrénico más profundo. Resulta que la tropa de la Zeja -muy callada esta Zeja, como su presidente, ¿verdad?- está orgullosa porque el PSOE es el partido del grupo socialista europeo que mejor resultado ha logrado. Maravilloso el ánimo que la dama de melena oleaginosa quiere infundir a sus compadres y comadres. «Naufragamos con mas sosiego que los demás», vino a decir. Y miren por dónde a doña Leire le salió una verdad sin maldad de los labios. Sin proponérselo. Es cierto que ahora suenan a broma noctámbula y un poco crapulona aquellas monsergas electorales en forma de apelaciones al «progresismo» a hacerse de una vez por todas con el timón de las reformas en Europa para poder bailar «cheek to check» con el hombre bueno, moderno y femenino que nos han elegido los norteamericano para hacer felices a los socialistas europeos. Resulta que cuando Pajín, Blanco y Zapatero han logrado colocarnos a un supuesto rojo un poquito negro en la Casa Blanca, en Europa los socialistas que iban a ser su coro se agotan. No es que se cansen, es que desaparecen. Los socialdemócratas ya sólo gobiernan en países anómalos, salvo en un gran país como Suecia, donde han dejado de ser socialdemócratas hace mucho tiempo. En el resto de los estados europeos los votantes socialistas parecen haberse aburrido de serlo y se han pasado en masa a los partidos verdes, amarillos, piratas, guantanameros -es decir antiislámicos- o de ultraderecha directamente. Los partidos demócratas burgueses han ganado unos escaños, perdido otros, pero se han mantenido en su mayoría o la han aumentado. Se hunden los amigos de Pajín por todo el continente. No digo que haya una relación directa entre sus tragedias electorales y la suma sacerdotisa del feísmo socialista. Estoy seguro de que el desastre en las urnas de los socialistas por todo el continente no se debe a los problemas que ella pueda generar con sus peinados, que ayer merecieron la crítica radiofónica de una autoridad en estos avatares como Josemi Rodríguez Sieiro en el programa de Carlos Herrera. Como ya sucedió en los años veinte y treinta, los votantes socialistas en momentos de crisis se hartan de la corrección política y optan por votar a comunistas o a nazis -pasó en Viena, pasó en Berlín, pasó en Marsella-, a defensores del ornitorrinco, objetores fiscales o masajistas de shiatsu. No todo es trágico. A veces también optan por votar a partidos que tratan sus problemas reales con seriedad y su dinero con cierto recato.

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