A qué llamamos beneficencia
Viernes, 05-06-09
Criar toros para matarlos puede parecer una paradoja española, pero es la paradoja universal y, desde luego, una de las más brillantes paradojas inglesas, como Camba les dijo a los ingleses en su cara. Si de paradojas hablamos, ¿qué más dará tauromaquia, o hacer toros para matarlos, que socialismo, o hacer pobres para socorrerlos? Tomás Gómez, el Florito del Nuevo Socialismo, tiene razón: además de comer atún, hay que acabar con los males sociales, para lo cual, naturalmente, lo primero es producirlos, y así, una corrida de toros, moralmente considerada, viene a ser exactamente lo mismo que una fiesta de caridad, aunque existe una razón para que las corridas de toros parezcan menos morales que las fiestas caritativas, y es la razón sencillísima de que constituyen un espectáculo bastante más hermoso, incluida la última corrida de Beneficencia y sus cochinitos disneylandializados para Julián López. Está visto que a la corrida de Beneficencia fueron los madrileños que no habían aguantado la cola para la exposición que el CSIC le ha puesto a Aranguren ( «Filosofía en la vida y vida en la filosofía», como para perdérselo), y luego no hubo ni corrida ni beneficencia. Beneficencia... ¿para quién? Evidentemente, para la empresa y sus tres toreros, que no la necesitan. Imaginemos que Zapatero, en lugar de destinar el gasto social a los socialistas, como su propio nombre indica, lo desviara hacia la derecha, donde, como ha denunciado Pepiño Blanco, no existen los parados.¿Podría llamarse gasto social al gasto en la derecha? Pues lo mismo ocurre con la corrida de Beneficencia, nombre obsoleto como la lírica de García Montero y que encima puede llevar al engaño. Aquí ya no hay más beneficencia que la del Gobierno de España.
AL DÍA

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