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Un «Fidelio» a media asta

ÓPERA
«Fidelio»
Música: L. v. Beethoven. Con K. Mattila, C. Forbis, S. Millin, E de la Mercede y M. Klink. O. S. del G. T. del Liceo. Dir.: S. Weigle. Dir. esc.: J. Flimm. Lugar: Liceo, Barcelona. Fecha: 18-05-09
PABLO MELÉNDEZ-HADDAD
El enfoque que Sebastian Weigle, director musical del Gran Teatro barcelonés, ha propuesto para este «Fidelio» liceísta funcionó sólo a ratos: sobre todo en el primer acto hubo buena música, los cantantes estuvieron cómodos y la concertación fue genial. También convenció al cargar las tintas en el aria de Florestán, pero a la extrema delicadeza del discurso al final le faltó vuelo épico, y «Fidelio» lo necesita.
Algo similar sucedió con la realista visión del montaje que firmó Jürgen Flimm hace una década para el Metropolitan Opera House, y ahora recuperado: atractivo visualmente, está lleno de detalles que chocan con el naturalismo expuesto: armas por doquier -restándole peso a su momento clave- y un escenario forzado al mostrar la cotidianeidad del carcelero junto al de unos presos más preocupados de tomar el sol que de escaparse.
El público se mostró bastante frío, incluso con los protagonistas. Karita Mattila no es la Leonora ideal, pero su talento le permite asumir este rol sin problemas a pesar de ciertas tiranteces evidentes. El Rocco de Stephen Milling fue todo un acierto, mientras que el Florestán de Clifton Forbis se imponía con un timbre brillante a pesar de no estar en óptimas condiciones. El Don Pizarro de Terje Stensvold convenció más por sus dotes de actor que por su vozarrón, mientras se revelaba como muy promisorio el debut de Matthias Klink, un Jaquino de quilates. La Marzelline de Elena de la Merced estuvo siempre en su sitio, incluso en los sobreagudos, mientras que el Don Fernando de Anders Larsson desilusionaba por su poca proyección. Excelentes prestaciones, en conjunto, las del Coro del Liceo y del Cor de Cambra del Palau, espléndidamente dirigidos y construyendo con buen olfato su protagonismo.