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El Barça, un campeón esplendoroso

ENRIQUE YUNTA

No es una Liga más, es la Liga del fútbol total, un fútbol que ha tenido tantas entregas como jornadas ha disputado el sensacional Barcelona. Campeón de Copa y Liga, alirón y a pensar en el más allá, que es mucho y muy bonito. Sin apenas tiempo para festejos, el Barça ya prepara hoy mismo la final de la Liga de Campeones en lo que puede ser el tercer título del curso.

Después de la Copa, la Liga ha llegado por la evidente superioridad exhibida siempre por el conjunto azulgrana. Una duda en las dos primeras jornadas -derrota ante el Numancia y empate en casa con el Racing- y a volar, imprimiendo un ritmo de crucero inalcanzable para el resto. Ni siquiera para un Real Madrid al que hay que atribuirle todo el mérito del mundo ya que ha permitido que esta pugna no muriera hace un mes y medio, seguramente lo más lógico con números en mano.

En la clasificación de puntos sí que ha habido disputa, pero no se puede decir lo mismo del juego ni del estilo. El Barça ha bordado el fútbol y hay quien dice que nunca se ha visto algo igual. Ni el «Dream Team» fue capaz de jugar así, aunque ese equipo de Johan Cruyff presenta todavía un palmarés mucho más amplio. Habrá que esperar hasta dónde llega el de Pep Guardiola.

Los cimientos están hechos y no parece que a día de hoy se le pueda discutir algo. Sólo el Manchester, en la final de la Champions que se disputa el día 27 en Roma, se presenta como un oponente fiable, ya que en la Liga no ha encontrado rival simplemente porque su fútbol ha sido genial. Rápido, eléctrico y con un común denominador que también tenía el grupo de Cruyff: el gol. Van 103, el mejor registro de la historia del club, y le quedan tres partidos con el de esta tarde para superar los 107 del Madrid de Toshack (1989-90).

Canaletas, de fiesta en fiesta

Llega el título sin jugar, pero ilusiona igual. El tropiezo del Madrid ante el Villarreal devolvía la gloria al Barça y la explosión de júbilo fue mayúscula antes de jugar esta tarde en Palma. Desde Joan Laporta, que no cabe en sí estos días, hasta Guardiola, ingeniero que se ha doctorado en tiempo récord después de su efímero paso por Tercera división con el filial. Tiene mérito lo que ha conseguido Pep y eso que sólo ha cambiado dos piezas del equipo que el año pasado rozó el ridículo en el último año de Rijkaard. Dani Alves y Gerard Piqué se han mezclado entre las estrellas que ya habitaban en Barcelona, aunque una evidente modificación de los hábitos ha permitido que el grupo recupere el hambre de títulos. Demasiado escozor había una vez se descubrió la dinamitadora inercia de la autocomplacencia.

El último rezo

Canaletas fue visitada anoche por cuarta vez en lo que va de año -las otras fueron después de la goleada en el Bernabéu, con el tanto salvador de Iniesta en el campo de Stamford Bridge y con la Copa del pasado miércoles- y suspira por una fiesta más como la de ayer. El barcelonismo reza y se prepara para una temporada que puede ser histórica.

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