Alucinante
El pasado día 7 me acerqué al Salón de Barcelona por compromisos publicitarios y no quise dejar pasar la oportunidad única de estar en el gran acontecimiento de la F-1. Desembarqué en el Circuito de Cataluña invitado por un cariñoso y cercano amigo. Cual fue mi sorpresa al bajarme del coche: el impresionante ruido que se escuchaba. Lo curioso es que no eran los F-1, sino los gp2. ¡Increíble!¿Cómo sonarían los grandes?
Algo parecido me pasó cuando iba caminando hacia el paddock. Vi camiones, banderas y ambiente de motor y mi acompañante me decía: «Esto es la GP2, ya verás cuando entres en la F-1». Así fue: acreditación con código de barras para pasar el control y para dentro. Mis ojos se abrieron de par en par con los motorhome de las escuderías. Me impresionaron el de McLaren, de tres pisos, y el de Red Bull. Otra cosa alucinante era la limpieza. Ni una mota de polvo, todos y cada uno de los camiones brillaban. Cuidan hasta el más mínimo detalle.
Tuve la oportunidad de ir en moto con una persona de la organización para ver los últimos entrenamientos. Espectacular. Los pilotos tocaban el freno y reducían a menos de 50 metros de la curva, y enseguida abrían gas en un abrir y cerrar de ojos, envuelto en un estrepitoso ruido de esos motores V8 de 700cv. Lo más curioso de todo es que después de pasar dos días inolvidables para un amante del motor como yo, ayer no pude ver la carrera. Como decimos en Asturias, «el que va de romería se arrepiente al otro día». Dos días sin entrenar en bici, así que sábado y domingo vuelta al trabajo, dos entrenamientos de aquí te espero para preparar mi próxima carrera, que precisamente acabará en Montmeló el día 24 (la Volta). Un lujo.
Campeón
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