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Francia celebra el 50 aniversario de la muerte de Boris Vian

Francia celebra el 50 aniversario de la muerte de Boris Vian

Francia celebra el 50 aniversario de la muerte de Boris Vian (1920–1959) con la frenética alegría de la familia que prepara gozosa la fiesta aniversario del más turbulento de los hijos, el único capaz de hacer reír, juntos, a padres, hermanos, abuelos, primos, amigos, vecinos, con su alegría contagiosa, sus chistes absurdos, su trompeta endiablada, sus incontables novias, sus máquinas delirantes, la belleza de los héroes que mueren jóvenes.

Boris Vian fue, al mismo tiempo, un periodista escandaloso (que solo contaba mentiras), un poeta del absurdo, el dramaturgo subversivo, un novelista fuera de todas las escuelas, un legendario trompetista de jazz, un ingeniero que solo construyó poéticas máquinas inservibles, un nadador olímpico, un seductor empedernido, un noctámbulo profesional, un bebedor de primera, un charlatán de genio.

Medio siglo más tarde, Gallimard anuncia su entrada solemne en el Panteón de hombres ilustres de la colección de La Pleiade. Livre de Poche anuncia una treintena de reediciones. Valèrie-Marie Marchand y Nicole Bertolt le consagran sendas biografías monumentales. Y, a gran seductor, gran honor: dos de las mujeres más seductoras de Francia, Carla Bruni y Arielle Dombasle, acompañadas de otra gran señora, Ute Lemper, lanzarán un cd con una antología de canciones de Vian

Hay mucho más. Gran nadador, ¡y seductor en traje de baño, con una cara horrorosa!, una obra titulada Piscina Molidor cuenta por lo menudo la vida sentimental del personaje y una piscina de leyenda, indisociable de un mítico París de otra época. Sobre el barrio de Saint-Germain-des-Pres, donde Vian se consagró como un personaje de culto, se publican media docena de libros. En el terreno musical, se reeditan en cd muchas de sus canciones, y, sobre todo, se vuelve a sus crónicas de jazz, que jugaron un papel eminente en la introducción en Europa del Bebop. Vian tuvo trato con el Charlie Parker de la madurez y el primer Miles Davis.

Por su parte, las muy distintas tribus librescas se disputan sus despojos estrictamente literarios. Quienes guardan piadoso recuerdo de las escuelas subversivas, recuerdan que Boris Vian fue uno de los más grandes herederos de Alfred Jarry y la Patafísica. Los periodistas más selectos recuerdan que, en verdad, Vian también ejerció de “periodista” en «Le Temps Modernes», la revista fundada por Jean-Paul Sastre. En realidad, Vian escribía una sección de ¡noticias falsas!... tan genuinamente “verídicas” como las auténticas. Los cómicos de la lengua y la infame turba teatral lo recuerdan asociado a Ionesco y el teatro del absurdo, que en gloria estén. Los últimos noctámbulos recuerdan un Saint-Germain de leyenda, antes que las tiendas de bolsos y los modistos italianos entraran a saco en los antros de la noche…

La gente del orden literario absoluto y definitivo se congratulan con el próximo ingreso de Boris Vian en La Pleiade. Esperan enterrarlo para siempre. Espero que se equivoquen.

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