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La impotencia del socialismo madrileño

LA dirección del Partido Socialista de Madrid consumó ayer su amenaza de no asistir a los actos institucionales organizados por el Gobierno autonómico presidido por Esperanza Aguirre, con motivo de la conmemoración del 2 de Mayo. El boicot respondía, según los socialistas, al cierre de la comisión parlamentaria de investigación creada por el caso de los seguimientos a políticos del PP del ejecutivo autonómico. El resultado de esta decisión de la dirección socialista ha sido una nueva demostración de la impotencia que atenaza al PSOE desde hace años frente al PP madrileño y que parece condenarla a un estado de derrota permanente. La ausencia de los socialistas en los actos oficiales del 2 de Mayo era indefendible, porque confundía su papel institucional con la discordia partidista. Además, era un error estratégico, porque el boicot estaba planificado desde una posición de debilidad crónica, que quedó ayer aún más patente por la nula repercusión social y por la presencia en la convocatoria del ejecutivo autonómico de otros dirigentes y personalidades socialistas, como la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, o el ex presidente autonómico Joaquín Leguina, que optaron por una actitud institucional y respetuosa. Por otro lado, como táctica para debilitar al Gobierno de Aguirre, también ha sido un fracaso, al elegir el PSM una motivación que resulta irrelevante para la opinión pública y con la que el ciudadano madrileño no va a modificar su valoración sobre la gestión del ejecutivo autonómico, por ahora manifiestamente positiva a tenor de los resultados electorales. Los socialistas madrileños acaban su pulso al PP con un nuevo fracaso, más debilitados y sin alternativa real como oposición. Todo esto agrava el agujero negro electoral que representa Madrid -comunidad autónoma y capital- para el PSOE a nivel nacional. De hecho, la candidatura encabezada por Zapatero siempre ha perdido frente a la de Rajoy en las dos elecciones generales en las que han competido desde la capital de España. El rastro de damnificados es importante. Las apuestas de este partido con los candidatos para volver a los gobiernos autonómico y municipal -Simancas, Miguel Sebastián y Trinidad Jiménez- han caído una tras otra en las urnas, hasta el extremo de abandonar todos ellos sus cargos en las instituciones madrileñas. Un gesto incomprensible como el boicot a la celebración oficial del 2 de Mayo no va a revertir la correlación de fuerzas existente entre socialistas y populares en la comunidad de Madrid.

El PSM se enfrenta así a una apremiante necesidad de hallar su mensaje, su propuesta y su papel como oposición. Su parálisis beneficia las expectativas de Izquierda Unida, cuya portavoz en la Asamblea de Madrid, Inés Sabanés, sí acudió a la Puerta del Sol. Las polémicas sobre los seguimientos a políticos del PP o el «caso Gürtel» no van a hacer el trabajo que el PSM no está sabiendo o pudiendo hacer, ni siquiera con el apoyo de los dos principales sindicatos, empeñados en dañar cuanto sea posible a la televisión autonómica madrileña, que ya lleva 19 huelgas en cinco años, algo insólito en la democracia. La responsabilidad de encontrar un rumbo al PSM también incumbe a la dirección nacional del PSOE, que tantas veces ha señalado las instituciones madrileñas como clave de su estabilidad política y electoral y tanto ha intervenido directamente en la formación de sus candidaturas, con pésimos resultados, que, en definitiva, acaban explicándose por iniciativas tan poco afortunadas como la del absurdo boicot a los actos del 2 de Mayo.

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