Extraña pero genial pareja
Sin duda forman una extraña pareja. Les separa alguna que otra generación, pero les une su pasión y su entrega a la causa de la buena música y la buena letra. Son Pablo Guerrero y Javier Álvarez, o «Guerrero Álvarez», nombre con el que Javier ... ha firmado su nuevo álbum, que se publica el próximo día 5. Y se han marcado un precioso disco más o menos a pachas, en comandita, al alimón, como ustedes prefieran. El señor Guerrero ha puesto de su parte las letras, sus siempre hermosos poemas. Y el señor Álvarez ha puesto de la suya las músicas, originales, personales y radicalmente intransferibles, como es habitual norma de la casa. El resultado es un disco sorprendente, un torrente de imaginación, una rara pero brillantísima perla.
Tener delante a Pablo Guerrero es tener delante a un venerabilísimo patriarca de la canción española, poeta, juglar de su tierra extremeña, trovador universal. «Este disco -afirma-nació de forma casual porque, sin duda, el azar y la casualidad juegan mucho en la música». Charlar con Javier Álvarez es hablar, claro, de su nuevo álbum: «Es el «más yo» de todos, Javier Álvarez de cabo a rabo, aunque con letras de Pablo. Es también un disco bisagra para mí y para la música en general, aunque pueda parecer arrogante, porque creo que es un disco que abre puertas, porque es una reivindicación de que las cosas pueden hacerse de otra manera, desde otro prisma a como se han venido haciendo».
«Guerrero Álvarez» es un proyecto que nace de la confianza y el respeto mutuo que ambos músicos se profesan. «Me lo planteó Javier y me hizo mucha ilusión, y nada más colgar el teléfono me puse a trabajar -continúa Guerrero-. He confiado en él y me he olvidado de mis letras, que ya son totalmente suyas. Y ha hecho un disco muy valiente y muy rupturista».
Palabras las de Pablo («el Leonard Cohen español, sin ningún tipo de duda, ni exageración», destaca Álvarez) que Javier corrobora: «La creación del álbum fue absolutamente natural. Le dije a Pablo que me gustaría musicar un poema suyo, y a los tres días llegaron estos once que, como todos los suyos, son un recorrido por la playa, un remanso de paz y de poesía».
Extraña pareja, tal vez, pero amor y flechazo a primera vista: «Nos encontramos en un café para que me diera los poemas, leí el primero y me quedé flipado, e inmediatamente me fui corriendo a casa, saqué la guitarra y compuse la canción de arriba abajo, como tocado por los dioses. Le llamé por teléfono y no se la canté de milagro, pero sí le dije, Pablo, 1-0».
G racias a la vida
Con Javier Álvarez se habla de su disco (que se presenta el día 7 en la madrileña sala Galileo Galilei), ya ha quedado claro, pero también de la vida («no entiendo la música sin retos, como algo fácil, porque tampoco entiendo la vida así, la vida es cualquier cosa menos fácil»), pero es también dejar que en la conversación fluyan hombres y nombres: Bruce Springsteen y Pete Seeger, Stevie Wonder, los Ramones, los Sex Pistols, los Clash, Abba, la Familia Carter, Al Bano, Nancy Sinatra (de la que hace una versión muy sui generis de su conocidísima «These boots was made for walking»), Bowie, T. Rex... sin duda porque el autor de «La edad del porvenir» es de los que piensan (y practican) que «estar abierto siempre es recomendabilísimo, todos aprendemos de todos, yo soy lo que aprendo y lo que escucho».
El proyecto de Javier y Pablo no es, desgraciadamente, habitual en nuestra canción, que vive tan sólo y como mucho de duetos y cameos musicales. Asignatura pendiente, pues. «En España -explica Álvarez- aún vivimos desvinculados de nuestro pasado y nuestra memoria. A mí, por ejemplo, me gustaría saber más copla y hacerle un homenaje a la copla, y saber más zarzuela. España es un país musicalmente muy rico, pero siempre hemos estado intentando ser como otros, hacer pop y rock, y yo el primero. Pero, últimamente, creo que de algún modo a mí también se me está pegando lo español y lo mediterráneo».
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