El cártel de Sinaloa amenaza al obispo que ayudó a arrestar a «el Chapo»
«Más adelante de Guanaceví, por ahí está «el Chapo», por ahí vive, pero, bueno, todos lo sabemos, menos la autoridad», dijo el sábado el arzobispo de Durango, Héctor González. Y, tras la polvareda que levantaron sus palabras, quedóse el mitrado repentinamente «sordo y mudo»; ... mas no por castigo divino, sino por el acoso de los periodistas, de quienes escapó a la carrera.
Pero el cártel de Sinaloa tiene oídos y boca, y este martes le enviaba un «recado» al reverendísimo: «Con «el Chapo» nunca van a poder, ni sacerdotes ni gobernantes». El aviso no venía en los diarios, sino sobre los cadáveres de dos militares que realizaban labores de inteligencia en la zona donde presuntamente mora el narcotraficante, uno de los «empresarios» (del ramo del «transporte») más ricos del mundo, según «Forbes».
El purpurado reveló el paradero de Joaquín «el Chapo» Guzmán durante una rueda de prensa, a la que convocó para dar a conocer las amenazas del crimen organizado a los curas de Durango y el norte de Zacatecas. Aireada la revelación, don Héctor precisó después en un comunicado que ésta se basaba en confesiones de sus feligreses. Luis Enrique Benítez, diputado federal por el distrito 01, que incluye al municipio de Guanaceví, negaría que los habitantes de la región le hubieran informado de la presencia en ella de Guzmán.
La Conferencia del Episcopado Mexicano rechaza que sus prelados «tiren la piedra y después escondan la mano». Y el obispo de Campeche entiende que su colega duranguense no tuvo en cuenta el efecto de sus palabras: «Fue una apertura, indudablemente, en su carácter tan honesto, (pero) hay que tener cierta prudencia para ese tipo de cosas». El secretario de Gobernación (ministro del Interior), Fernando Gómez Mont, demandó a los ministros de la Iglesia la colaboración discreta en el combate a la delincuencia organizada.
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