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ABC Cultural

Juan Marsé: «Incluso la memoria trapacera puede hacer buena literatura»

Podía haber sido un "escritor obrero", o podía haber llegado a la trinchera noble de las letras aportando una narrativa de denuncia, un testimonio objetivo de primera mano de los afanes y las virtudes intrínsecas de la clase obrera. Fueron dos halagadoras posibilidades que la ... fábula de un joven charnego del Monte Carmelo, desarraigado y sin trabajo, soñador y sin medios de fortuna, pero también sin conciencia de clase, se encargaría de desbaratar. Podía haber entregado la gran novela sobre la clase obrera de la Barcelona de la postguerra, pero lo que él entonces deseaba era abandonar el trabajo manual de aprendiz de orfebre y disponer de más tiempo libre para leer y escribir. Podía haber sido un intelectual, pero él se considera solamente un narrador. Los planteamientos peliagudos, la teoría asomando su hocico impertinente en medio de la fabulación, el relato mirándose el ombligo, la llamada metaliteratura son vías abiertas a un tipo de especulación que a Juan Marsé le deja frío y le inhibe: "Bastante trabajo me da mantener en pie a los personajes, hacerlos creíbles, cercanos, veraces".

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