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La niña gaditana, de padres mauritanos, obligada a casarse

Esta semana se ha hablado, no demasiado, de la niña gaditana de padres mauritanos que fue obligada a casarse por sus propios progenitores a los 14 años. El esposo es un primo carnal de 40 años con el que la niña tuvo que mantener relaciones ... sexuales a la fuerza. El juez ha condenado a la madre, al marido y en menor medida al padre, que se quejan de racismo y de falta de respeto a sus tradiciones. ¿Tradiciones? ¿Y las de la niña? ¿Y las que marca la Constitución española? ¿Y los derechos del menor? ¿Y el respeto a la mujer aunque tenga 14 años? ¿Con qué sentimiento esa niña ha seguido yendo al colegio? ¿Cómo le mirarán sus amigos de clase y del barrio? ¿Dónde está el Ministerio de Igualdad para gritar a favor de la niña? Una cosa es el repugnante racismo, y otra el respeto al ser humano y a unas supuestas tradiciones. Aunque la afectada tenga 14 años y aunque su madre, en Mauritania, se casara con igual proceder. Si no se clama al cielo a favor de esa chica, ¿dónde situaremos el límite?

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