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Uno de los féretros del Yak-42 contenía restos de tres fallecidos

Uno de los féretros del Yak-42 contenía restos de tres fallecidos

Una bota militar del número 43 y otra del 45 con sus respectivas extremidades inferiores dentro. No sólo ninguna de ellas pertenecía al militar fallecido cuyos restos estaban en féretro, sino que ni siquiera esas dos piernas correspondían al mismo individuo: uno era de raza blanca y otro era negro. Esa fue la situación con la que se encontraron los forenses del Instituto de Medicina Legal de Madrid cuando procedieron a examinar 21 de los 30 cuerpos de los militares que no fueron identificados por el equipo médico español que Defensa comisionó a Trabzon (Turquía) el 26 de mayo de 2003, el mismo día del accidente aéreo del Yak-42.

Así lo aseguró ayer Juan Miguel Monje, el forense de la Audiencia Nacional que coordinó y efectuó las exhumaciones de los militares cuyo perfil genético no coincidía -según las muestras extraídas en Turquía- con las identificaciones que llevó a cabo el general Vicente Navarro.

Durante su declaración, en calidad de perito, Monje explicó todo el operativo de las exhumaciones que comenzaron, por orden de la juez Teresa Palacios, pasado un año del accidente en Lalín (Pontevedra) y concluyeron, ya en 2005, en Alcalá de Henares.

Aunque los perfiles genéticos que revelaron las identificaciones erróneas se referían a 30 personas, Monje aseguró que sólo pudieron trabajar con 21 féretros, pues los otros nueve militares fueron incinerados (por familiares que no eran los suyos) y su recuperación ya no era posible.

En un nuevo momento doloroso para los familiares de los fallecidos que asisten al juicio, el perito explicó paso a paso cómo se llevaron a cabo las exhumaciones, la nueva (y definitiva) numeración que la Audiencia Nacional dio a los cuerpos, su custodia en el cementerio de la Almudena hasta que se reagruparon todos los féretros, y finalmente, los trabajos que, bajo su dirección, llevaron a cabo los once forenses que también comparecieron ayer por videoconferencia.

El trabajo de estos facultativos no fue fácil por el estado de putrefacción en el que se encontraban los cuerpos y porque había que estar preparados para separar restos, que, aun estando en el mismo féretro, pudieran pertenecer a distintas personas, como sucedió en el caso ya citado, el del cuerpo «AN7». Los perfiles genéticos que se extrajeron de los cuerpos fueron comparados con dos muestras: las post mórtem extraídas por los forenses turcos y las de las familias que se sometieron a pruebas de ADN en aquel país. Los forenses certificaron que, efectivamente, como habían revelado los análisis de los turcos, los 21 cuerpos que analizaron estaban mal identificados, y ello, pese a que, como constató Monje, todos esos féretros portaban una placa con el nombre y el apellido de quien se suponía que estaba dentro.

«Falta de medios»

Pese a que estaba prevista la declaración de autoridades judiciales turcas, ese país informó ayer vía telefónica (previsiblemente hoy lo hará por escrito) de que no podrán declarar por videoconferencia por «falta de medios». Así, «invita» al Tribunal a que se desplace allí si tiene interés en recabar esos testimonios y el de los forenses turcos.

El juicio se reanudará hoy con la declaración de los empleados de la funeraria que se trasladaron a Turquía y del ex jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra (JEME) Luis Alejandre Sintes, de quien el ex Jemad (ya con Bono) Félix Sanz Roldán dijo que sabía que había cuerpos sin identificar. La Sala tendrá que decidir también si acepta el testimonio del que fuera secretario general de Política de Defensa con Trillo Javier Jiménez Ugarte.

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