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Irán, la esperanza para ganar la guerra afgana

“Irán tomará parte en la reunión”. Después de semanas de confirmaciones y desmentidos, el portavoz de Exteriores iraní, Hasán Qashqavi, comunicó que Irán acepta la invitación de Hillary Clinton y que asistirá a la cumbre internacional sobre Afganistán que se celebrará el próximo martes en La Haya, aunque de momento no se ha hecho oficial el nombre de la persona elegida para representar a la república islámica.

Desde que Barack Obama llegó a la Casa Blanca dejó clara su intención de cambiar de estrategia en la guerra afgana y para ello considera indispensable la colaboración de Irán, que comparte una frontera de más de mil kilómetros con las provincias afganas de Herat –donde opera el grueso de las fuerzas españolas- Farah y Nimruz. Como ya ocurriera en Irak, después de unos primeros años de alejamiento los americanos apuestan por la complicidad de los países vecinos para superar la complicada situación sobre el terreno. Y entre todos los vecinos, Irán es el más determinante por su enorme peso cultural, religioso y económico a lo largo de todo el oeste afgano.

La república islámica asistirá a la cumbre después de haber mantenido la pasada semana sus primeros “contactos informales” con la OTAN en las últimas tres décadas, según fuentes de la alianza que aseguraron que "los iraníes se interesan en una posible cooperación sobre Afganistán", especialmente para tratar el flujo de refugiados afganos hacia Irán –hay más de un millón de afganos en suelo iraní- y las actividades de las redes afganas de tráfico de heroína, que cada año acaban con la vida de cientos de agentes de seguridad de la guardia fronteriza. La OTAN, por su parte, vería con muy buenos ojos una nueva vía de abastecimiento de sus tropas desde suelo iraní.

Irán, refugio de Al Qaeda

El ministro de Interior afgano reconoció recientemente que “la mitad del país está en manos de los talibanes”. Como ha ocurrido ya en varias ocasiones, mientras la diplomacia tiende la mano a Teherán, sus agencias de seguridad y mandos militares acusan a la república islámica de dar cobijo a milicianos de Al Qaeda y de armar y financiar a los talibanes.

La última lista hecha pública por el Washington en enero acusaba a Irán de ser un corredor de yihadistas y albergar a Saad Bin Laden -hijo de Osama, que según Teherán abandonó el país en diciembre rumbo a Pakistán-, Mustafa Hamid, Mohamed Rab’a Al Sayid y Ali Saleh Husein. Desde Kabul, por su parte, el comandante estadounidense, David McKiernan, aseguró que “Irán apoya a los talibanes”, algo que se ha repetido en varias ocasiones desde Reino Unido y Estados Unidos desde 2001, pero que nunca ha podido ser probado pese a la captura de camiones con armas de origen iraní en el sur del país.

En La Haya se podrá ver en la misma mesa a los hombres de la administración Obama con el equipo iraní , una escena casi inédita en los últimos treinta años de desencuentro entre ambas potencias. La imagen será parecida a la de la reunión de Bonn en 2001 o a las más cercanas celebradas en Bagdad para pacificar Irak, los dos últimos ejemplos de colaboración diplomática entre Teherán y Washington.

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